MADRID 11 Dic. (EUROPA PRESS) -
Una larva de insecto que vivió durante el Cretácico, hace unos 110 millones de años, y que aparece recubierta de restos vegetales, es la evidencia más antigua de camuflaje en insectos conocida hasta ahora. El descubrimiento se produjo en 2008 en el yacimiento de El Soplao (Cantabria), pero la investigación sobre su 'edad' no se había confirmado hasta ahora.
En el trabajo, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), ha participado un equipo internacional de científicos, entre los que se encuentran Ricardo Pérez de la Fuente y Xavier Delclos (de la Universidad de Barcelona), Enrique Peñalver (del Instituto Geologico y Minero de Espana) y Mariela Speranza, Carmen Ascaso y Jacek Wierzchos (del CSIC).
Según se explica en el estudio, el fósil, de unos cuatro milímetros de longitud, es una larva depredadora del grupo de los neuropteros que aparece recubierta por una maraña de pequeños filamentos de origen vegetal que la larva recolectó con sus mandíbulas para formar un escudo protector y confundirse con el entorno.
Este tipo de comportamiento, conocido como 'trash-carrying' o 'transporte de basura', es una estrategia de supervivencia que se da también en formas actuales para camuflarse ante las presas o los depredadores y defenderse de estos últimos.
La especie fósil hallada en Cantabria representa un nuevo género y ha sido denominada 'Hallucinochrysa diogenesi', o 'Crisopa alucinante de Diógenes', en alusion a su apariencia alucinante y al síndrome de Diógenes, una patología que afecta a personas que acumulan basura de forma compulsiva.
Según el estudio, la 'basura' que recubre el fósil son tricomas, pelos vegetales de formas y funciones diversas que crecen en la superficie de las plantas. Mediante el estudio de la morfología, la microestructura y la composición de esos tricomas, los investigadores han podido confirmar que pertenecían a helechos.
Esta larva es afín a las actuales de 'crisopas verdes', que también acumulan restos vegetales o animales de todo tipo y los retienen mediante unos pequeños muñones con pelos que tienen en el dorso. Sin embargo, los investigadores han encontrado en 'Hallucinochrysa diogenesi', un aspecto único y diferente al de las actuales crisopas: muestran largos túbulos con abundantes pelos terminados en forma de trompeta, que actuaban a modo de ancla.
Toda esta estructura, desconocida hasta ahora para la ciencia, formaba una cestilla dorsal que retenía la 'basura' e impedía que se desprendiera con el movimiento de la larva.
EL CAMUFLAJE MAS ANTIGUO EN EL MUNDO DE LOS INSECTOS
En opinión de los autores, "la 'Hallucinochrysa diogenesi' muestra cómo el comportamiento del camuflaje y sus adaptaciones morfológicas relacionadas aparecieron de forma muy temprana en los insectos, ya en la época de los dinosaurios".
"En el caso de las 'crisopas verdes', se puede decir que este sofisticado comportamiento ha permanecido sin cambio durante al menos 110 millones de anos, hecho que aporta una información relevante para los estudios evolutivos sobre el comportamiento animal y las estrategias de adaptación al medio de los organismos a lo largo de la historia de la Tierra", han indicado.
Por otro lado, los autores han indicado que este hallazgo demuestra otro dato excepcional como es una estrecha relación planta-insecto de carácter ancestral.