MADRID 7 Feb. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Centro de Geocronología de la Universidad de California, Berkeley (Estados Unidos), y universidades de Países Bajos y Reino Unido han determinado de forma más precisa las fechas de extinción de los dinosaurios, hace 66 millones de años, y el impacto de un asteoide o cometa que ocurrió aproximadamente en el mismo tiempo. Las fechas están tan cerca, explican los investigadores en la revista 'Science', que creen que el cometa o asteroide, si no es totalmente responsable de la extinción a nivel mundial, por lo menos dio un golpe mortal a los dinosaurios.
"El impacto fue claramente la gota final que llevó a la Tierra más allá del punto de inflexión", dijo Paul Renne, director del Centro de Geocronología de Berkeley y profesor Ciencias Planetarias y de la Tierra en la Universidad de Berkeley. "Hemos demostrado que estos eventos están sincronizados en la ceja de un mosquito, por lo que el impacto claramente jugó un papel importante en la extinción, pero probablemente no fue sólo el impacto", concreta.
Las nuevas fechas aclaran la confusión persistente sobre si el impacto realmente ocurrió antes o después de la extinción, que se caracterizó por la desaparición casi en un día de los dinosaurios terrestres y muchas criaturas marinas. La nueva fecha del impacto, 66.038.000 años atrás, es la misma dentro de los límites de error que la fecha de la extinción, dijo Renne, por lo que entiende que los acontecimientos son simultáneos.
La extinción de los dinosaurios se vinculó primero al impacto de un cometa o un asteroide en 1980 por el fallecido premio Nobel de la Universidad de California en Berkeley Luis Alvarez y su hijo Walter, que es profesor emérito de la institución universitaria. Se cree que el resultado de ese choque es un cráter de 110 kilómetros de ancho en el Caribe frente a la costa de Yucatán en México. Llamado Chicxulub, se cree que el cráter fue excavado por un objeto a lo largo de seis millas que lanzó a la atmósfera restos que todavía se encuentran en todo el mundo como esferas vidriosas o tectitas, cuarzo y una capa de iridio.
Renne decidió el año pasado volver a la fecha la extinción de los dinosaurios, que se produjo en el límite entre los períodos Cretácico y Terciario, el límite KT, después de volver a calibrar la fecha aceptada de 20 años y descubriendo ahora que se produjo 180.000 años antes del impacto. La fecha anterior se obtuvo en 1993 por investigadores de Berkeley utilizando el mismo método de argón que se basa en la velocidad de desintegración de un isótopo radiactivo de potasio.
"Todo el mundo siempre había mirado a la edad en el límite KT y lo compararon con los tiempos que habíamos conseguido para las tectitas y la roca fundida del cráter Chicxulub y concluyeron que eran más o menos de la misma edad", señala Renne, quien asegura ahora que los tiempos difieren en realidad unos 180.000 años. "Fechar con precisión la mayor extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, incluidos los dinosaurios, ha sido motivo de controversia", agrega H. Richard Lane, director de programa en la Fundación Nacional de Ciencia de la División de Ciencias de la Tierra, que financió la investigación.
Renne y sus colegas puesieron fecha a las tectitas de Haití, utilizando un recalibrado de argón-argón, técnica para determinar cuánto tiempo hace que ocurrió el impacto. Hicieron lo mismo con ceniza volcánica alterada obtenida de la Formación Hell Creek en Montana, la fuente de muchos fósiles de dinosaurios y uno de los mejores sitios para estudiar el cambio en los fósiles de antes y después de la extinción. La fecha nueva de extinción precisa unos 11.000 años.
A pesar de la sincronía entre el impacto y la extinción, Renne advierte que esto no significa que el impacto fue la única causa, sino que una variación dramática del clima en los últimos millones de años, incluyendo un tiempo largo y frío en medio de un ambiente de invernadero en el Cretácico, probablemente llevó a muchas criaturas al borde de la extinción.
Renne y sus colegas también miraron las fechas de las rocas por encima del límite KT, donde investigadores anteriores habían usado los isótopos de carbono, y concluyeron que el ciclo de carbono en la atmósfera de la Tierra volvió a la normalidad tras unos 5.000 años del impacto, un hallazgo que contrasta con los océanos del mundo, que muestran los estudios que les costó entre 1 y 2 millones de años volver a la normalidad. Renne lo atribuye a una lenta recuperación de los patrones de circulación oceánica.