MADRID 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
La sonda GOCE de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha puesto fin a su misión de más de cuatro años sin causar daños. Los expertos desconocían en qué zona del planeta iban a caer los restos de la nave que, finalmente se ha desintegrado en la atmósfera terrestre y cuyos posibles restos habrían caído en el Océano Pacífico occidental.
Lanzado en marzo de 2009, GOCE ha cartografiado las variaciones en la gravedad de la Tierra con una precisión inigualable. El resultado es la forma más exacta jamás producida de "geoide" --un hipotético océano mundial en reposo-- que se utiliza para comprender la circulación oceánica, el nivel del mar, la dinámica del hielo y el interior de la Tierra.
Con un motor iónico innovador, que se ha encargado de mantener el satélite en una órbita muy baja, de menos de 260 kilómetros, junto con sus mediciones del acelerómetro, también han proporcionado una nueva visión de la densidad del aire y la velocidad del viento en la atmósfera superior.
El pasado 21 de octubre la misión llegó a su fin natural cuando se quedó sin combustible. Durante las últimas tres semanas, el ha ido satélite descendiendo gradualmente por la fuerza de la gravedad. Fue entonces cuando los expertos señalado que no sabían dónde podrían caer los restos de la sonda. Aunque en un principio esta se desintegra en la atmósfera, los científicos habían calculado que un 25 por ciento de su estructura podría sobrevivir y caer a la Tierra.
Finalmente lo ha hecho sobre una zona despoblada y no se han contabilizado daños materiales, según ha informado la ESA en su web.