MADRID, 16 Feb. (EUROPA PRESS) -
Expertos de la Universidad de Virginia están aplicando las últimas tecnologías a un antiguo misterio: cómo y cuándo los primeros seres humanos habitaron el Nuevo Mundo.
Su nueva investigación, que analiza más de cien características lingüísticas, sugiere patrones más complejos de contacto y migración entre los primeros pueblos que se establecieron por primera vez en las Américas.
La diversidad de lenguas en las Américas es como en ningún otro continente del mundo, con ocho veces más "aislamientos" que cualquier otro continente. Los aislamientos son "lenguajes que no tienen ninguna conexión demostrable con ningún otro idioma con el cual puedan clasificarse en una familia", explica el antropólogo lingüístico Mark A. Sicoli, director de este trabajo.
Existen 26 aislamientos en América del Norte y 55 en América del Sur, sobre todo en el extremo occidental de los continentes frente a un aislamiento en Europa, ocho en África y nueve en Asia. "Los científicos de las últimas décadas han repensado el asentamiento de las Américas", --dijo Sicoli, profesor en la Universidad de Virginia-- "reemplazando la idea de que la tierra que conectó Asia y Norteamérica durante la última era glacial fue simplemente un 'puente' por la hipótesis de que durante la última edad de hielo los seres humanos vivieron en este refugio conocido como 'Beringia' durante 15.000 años y luego comenzaron las migraciones no sólo hacia América del Norte sino también hacia Asia".
En una presentación en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, que se celebra en Boston, Sicoli y otros científicos debaten sobre el tema 'Beringia y la Dispersión de los Humanos Modernos a las Américas'. Debido a que gran parte de Beringia, que se ha localizado generalmente entre el noroeste de América del Norte y el noreste de Asia, ha estado bajo el agua durante más de 10.000 años, ha sido un reto encontrar pruebas arqueológicas y ecológicas de esta "historia profunda".
LA POBLACIÓN DE BERINGIA, LINGÜÍSTICAMENTE DIVERSA
Recientes datos ecológicos, genéticos y arqueológicos apoyan la noción de que los humanos vivieron en Beringia durante la última era glacial. Los nuevos métodos de investigación lingüística, que utilizan "big data" para comparar similitudes y diferencias entre lenguas, sugieren que tal población habría sido lingüísticamente diversa, según Sicoli.
En su trabajo, titulado "Perspectivas lingüísticas sobre las primeras migraciones de la población y el contacto de lenguas en las Américas", Sicoli muestra cómo grandes análisis de datos apuntan a la existencia de al menos tres lenguajes ahora extinguidos de migraciones anteriores que influyeron en las lenguas de los Dene y Aleut existentes cuando se mudaron a la costa de Alaska.
Los datos comparando decenas de lenguas indígenas apoyan las fases de migración para las lenguas Dene y sistemas multilingües de contacto lingüístico a lo largo de la costa de Alaska, que potencialmente implicaron lenguajes relacionados con los aislamientos lingüísticos actuales. Las huellas de estos contactos lingüísticos respaldan que las poblaciones que se mezclaron también mezclaron sus lenguas como parte de las estrategias de adaptación humana para esta región y su precario ambiente.
Analizando lenguajes de la macro-familia Dene-Yeniseicas, Sicoli y Gary Holton, de la Universidad de Hawai, en Estados Unidos, encontraron previamente apoyo a las migraciones de Dene desde Beringia hacia América del Norte y la migración yenisea hacia Siberia. La investigación continua de los lingüistas es la continuación de este estudio anterior que postuló una migración posterior para la familia de la lengua yenisea.
"En el nuevo trabajo, Holton y yo estamos considerando la evidencia lingüística tipológica para el subgrupo de las lenguas de Dene que sugieren múltiples rutas y fases para las migraciones de Dene en América del Norte --relata Sicoli--. Encontramos apoyo adicional para las distribuciones costeras e interiores con dos serires migratorias interiores de Alaska a Canadá y una fase posterior de migración que implica conexiones entre la lengua Tsuut'ina de la familia Athabaskan en el oeste de Canadá y las lenguas Apache y Navajo del Suroeste de los Estados Unidos. También encontramos respaldo para una serie de migraciones desde Alaska y el interior canadiense a la costa de Alaska".
"Sugerimos que la prehistoria del sur de Alaska, las islas Aleutianas y la costa noroeste del Pacífico involucraron contactos intensivos de la lengua, incluyendo cambios de lenguaje a partir de lenguas extintas que podemos inferir a través de rasgos tipológicos, la gramática y el vocabulario encontrados en lenguas documentadas en periodos históricos", concluye.