MADRID, 16 Jul. (EUROPA PRESS) -
Paleontólogos ha identificado restos fosilizados del cerebro de uno de los primeros depredadores conocidos, que vivió en el Cámbrico inferior, hace unos 520 millones de años. El descubrimiento, publicado en la edición digital de 'Nature', revela un cerebro que es sorprendentemente simple y menos complejo que los que se conocen a partir de fósiles de algunas de sus presas.
Así, se ha identificado por primera vez el cerebro fosilizado de lo que se considera el principal depredador de su tiempo, un grupo de animales conocido como anomalocarídidos o anomalocáridos ('Anomalocarididae)', que se traduce como "camarón anormal". Extintos desde hace timpo, estos artrópodos de aspecto feroz fueron descubiertos como fósiles de finales del siglo XIX, pero no se identificaron correctamente hasta principios de 1980 y todavía se discute sobre a qué parte del árbol de la vida pertenecen.
"Nuestro descubrimiento ayuda a clarificar este debate", asegura Nicholas Strausfeld, director del Centro sobre Ciencia de los Insectos de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos. "Resulta que el mayor depredador del Cámbrico tenía un cerebro que es mucho menos complejo que el de algunas de sus posibles presas y parece sorprendentemente similar a un moderno grupo de animales bastante modestos similares a los gusanos", detalla.
El cerebro del fósil, una nueva especie llamada 'Lyrarapax unguispinus', que en latín significa "depredador con garra espinosa en forma de lira", sugiere una relación con una rama de animales cuyos descendientes se conocen como onicóforos o gusanos de terciopelo, por su aspecto aterciopelado. Estos animales parecidos a gusanos están equipadas con patas cortas sin articulaciones que terminan en un par de pequeñas garras.
Los onicóforos, que también son exclusivamente depredadores, crecen poco más de unos centímetros de longitud y se encuentran principalmente en el hemisferio sur, donde vagan por la maleza y la hojarasca en busca de escarabajos y otros pequeños insectos que son su presa preferida. Dos antenas largas se extienden desde su cabeza, unidas frente a un par de pequeños ojos.
El fósil anomalocárido se asemeja en su neuroanatomía a la de los onicóforos de hoy de varias maneras, según Strausfeld y sus colaboradores. Estos últimos tienen cerebro sencillo situado en frente de la boca y un par de ganglios, una colección de células nerviosas, ubicada en la parte frontal del nervio óptico y en la base de sus largas antenas, características detectadas también en el fósil, según relata Strausfeld, señalando que los anomalocáridos tenían un par de apéndices para prender cosas como garras en frente de los ojos.
"Estos depredadores superiores del Cámbrico se definen sólo por su par de apéndices único, unas pinzas de aspecto malvado, que se extiende desde la parte frontal de su cabeza -matiza--. Son totalmente diferentes de las antenas de los insectos y crustáceos. Tales apéndices dispuestos frontalmente no se encuentran en otros animales vivos con la excepción de los gusanos de terciopelo".
PARIENTES DE LOS GUSANOS DE TERCIOPELO
Las similitudes de sus cerebros y otros atributos sugieren que los depredadores anomalocáridos podrían haber sido parientes muy lejanos de los gusanos de terciopelo de hoy. "Esta es otra contribución al nuevo campo de investigación que llamamos neuropaleontolgía", apunta Ma Xiaoya, del Museo de Historia Natural de Londres, en Reino Unido, y uno de los autores del artículo.
"Estos apéndices prensiles son un rasgo característico de este grupo de animales del Cámbrico, cuya afinidad con los animales que viven ha mantenido ocupados a los científicos evolucionistas durante casi un siglo. El descubrimiento del cerebro conservado en 'Lyrarapax' resuelve cuestiones anatómicas específicas de los cerebros de los onicóforos", añade.
"Desde hace muchos años, los paleontólogos han luchado con la cuestión de cómo los diferentes tipos de apéndices en los fósiles del Cámbrico se alinean unos con otros y con lo que vemos en los artrópodos vivos. Ahora, no nos tenemos que limitar sólo a la forma externa de los apéndices y su secuencia en la cabeza para tratar de resolver las identidades segmentarias, sino que podemos aprovechar el mismo conjunto de herramientas que utilizamos para los artrópodos existentes, el cerebro", subraya el coautor Gregory Edgecombe, también del Museo de Historia Natural.
"Con este trabajo y en nuestros informes anteriores, hemos identificado las tres principales disposiciones cerebrales que definen los tres grupos de artrópodos que existen en la actualidad --apunta Strausfeld--. Parece que coexistieron hace 520 millones de años". El fósil 'Lyrarapax' fue encontrado en 2013 por el coautor Peiyun Cong cerca de Kunming, en la provincia china de Yunnan.
De poco más de cinco centímetros de largo, 'Lyrarapax' fue eclipsado por algunos de los anomalocáridos más grandes, que llegaron a medir más de un metro de longitud. Los paleontólogos que excavan rocas del Cámbrico inferior en el sur de Australia han encontrado que algunos anomalocáridos tenían enormes ojos compuestos, hasta diez veces más grande que el ojo más grande de la libélula, por lo que debió haber sido un cazador muy eficiente, según Strausfeld.
El hecho de que el cerebro del depredador parece mucho más simple en la forma que los cerebros previamente desenterrados de sus contemporáneos plantea preguntas intrigantes, como si es posible que los depredadores impulsaran la evolución de cerebros más complejos, sugiere este experto.
"Con la evolución de los depredadores altamente eficientes, la presión recaía en que otros animales fueran capaces de detectar y reconocer el potencial peligro y rápidamente coordinar movimientos de escape. Estos requisitos pueden haber impulsado una evolución más compleja de los circuitos del cerebro", concluye Strausfeld.