MADRID, 21 Dic. (EUROPA PRESS) -
La base de la fotosíntesis en las plantas de hoy en día se estableció hace 1.250 millones de años, según el examen de los fósiles de algas más antiguos del mundo.
El estudio realizado por la McGill University, publicado en la revista Geology, podría resolver un antiguo misterio sobre la edad de las algas fosilizadas Bangiomorpha pubescens, que se descubrieron por primera vez en rocas en el Ártico canadiense en 1990.
Se cree que el organismo microscópico es el más antiguo conocido antepasado de las plantas y los animales modernos, pero su edad apenas estaba fechada, con estimaciones que la sitúan en algún lugar entre 720 millones y 1.200 millones de años.
Para determinar la edad de los fósiles, los investigadores acamparon en una zona escarpada de la remota isla de Baffin, donde se encontraron fósiles de Bangiomorpha pubescens. A pesar de la ventisca de agosto y los vientos que derribaron las tiendas, recolectaron muestras de pizarra negra de las capas de roca que contienen los fósiles del alga. Usando la técnica de datación de renio-osmio (o Re-Os), aplicada cada vez más a las rocas sedimentarias en los últimos años, determinaron que las rocas tienen 1.047 millones de años.
"Eso es 150 millones de años más joven que las estimaciones comunes, y confirma que este fósil es espectacular", dice en un comunicado Galen Halverson, autor principal del estudio y profesor asociado en el Departamento de Ciencias Planetarias y Tierra de McGill. "Esto permitirá a los científicos hacer evaluaciones más precisas de la evolución temprana de eucariotas", los organismos celulares que incluyen plantas y animales.
Debido a que Bangiomorpha pubescens es casi idéntica a las algas rojas modernas, los científicos han determinado previamente que las algas antiguas, al igual que las plantas verdes, usan la luz solar para sintetizar nutrientes del dióxido de carbono y el agua. Los científicos también han establecido que el cloroplasto, la estructura en las células vegetales que es el sitio de la fotosíntesis, se creó cuando un eucariota engulló hace mucho tiempo una bacteria simple que era fotosintética. El eucariota logró transmitir ese ADN a sus descendientes, incluidas las plantas y los árboles que producen la mayor parte de la biomasa mundial en la actualidad.
Una vez que los investigadores calcularon la edad de los fósiles en 1.047 millones de años, conectaron esa cifra en un "reloj molecular", un modelo de computadora utilizado para calcular eventos evolutivos basados en las tasas de mutaciones genéticas. Su conclusión: el cloroplasto debe haberse incorporado a las eucariotas hace aproximadamente 1.250 millones de años.