MADRID, 5 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un raro fósil de un pie juvenil de nuestro ancestro homínido temprano 'Australopithecus afarensis', exhibe rasgos de los pies similares a los de los simios que favorecen trepar a los árboles.
La investigación, publicada en 'Science Advances', también muestra evidencia de que hace más de 3 millones de años, nuestros ancestros humanos, incluidos sus niños pequeños, se levantaron sobre sus dos pies y caminaron erguidos.
Los hallazgos de este trabajo desafían la suposición largamente mantenida de que 'A. Afarensis' era exclusivamente bípedo (usar solo dos patas para caminar) y solo ocasionalmente trepaba a los árboles.
"Por primera vez, tenemos una ventana increíble de cómo era caminar para un niño de 2 años y medio, hace más de 3 millones de años --afirma el autor principal del estudio, Jeremy DeSilva, profesor asociado de Antropología en 'Dartmouth College', en Estados Unidos--. Este es el pie más completo de un joven antiguo jamás descubierto".
Los fósiles de homíninos juveniles proporcionan una visión única de cómo los rasgos (como el agarre de los pies) se vuelven menos aparentes a medida que el individuo crece hasta la edad adulta.
Sin embargo, los especímenes juveniles de la mayoría de los ancestros homínidos humanos son escasos y, por lo tanto, ha sido difícil rastrear cómo se seleccionan los rasgos importantes en los animales a lo largo del tiempo.
En 2002, los arqueólogos descubrieron un esqueleto parcial bien conservado de un niño 'A. Afarensis', que se cree que tenía alrededor de 3 años de edad en el momento de la muerte.
Aunque este fósil de 3.332 millones de años hallado en Dikika, Etiopía, se anunció en un estudio previo de 2006, muchos de los elementos del esqueleto, incluido el pie parcial conocido como DIK-1-1f, estaban encerrados en sedimentos y, por lo tanto, tenían que sacarse cuidadosamente.
Muchas de estas estructuras han quedado expuestas después de trabajos preparatorios adicionales hasta 2013, y aquí, Jeremy M. DeSilva y sus colegas informan sobre las características del pie de este joven homínido.
Descubrieron que este bebé poseía muchas de las estructuras necesarias para caminar sobre dos piernas que se habían encontrado en especímenes adultos, pero también conservaba una convexidad del cuneiforme medial, un hueso importante para el movimiento de la articulación, como el involucrado en la escalada, en la edad adulta, dicen.
Esta evidencia de una mayor movilidad del dedo del pie es un patrón simiesco que DeSilva y sus colegas dicen que sugiere una ventaja selectiva de este rasgo y ofrece nuevos conocimientos sobre la evolución de la bipedestación.
El pie diminuto, aproximadamente del tamaño de un pulgar humano, es parte de un esqueleto casi completo de 3.332 millones de años de una hembra 'Australopithecus afarensis' descubierta en 2002 en la región de Dikika de Etiopía por el autor principal del estudio Zeresenay (Zeray) Alemseged, profesor de Biología y Anatomía del organismo en la Universidad de Chicago.
INDICIOS TANTO DE BIPEDISMO COMO DE ESTANCIA EN LOS ÁRBOLES
Dado que el fósil del pequeño pie es de la misma especie que el famoso fósil de Lucy y se encontró en la misma vecindad, no es de extrañar que la niña Dikika fuera erróneamente etiquetada como el "bebé de Lucy" por la prensa popular, aunque esta pequeña vivió más de 200.000 años antes que Lucy.
Al estudiar la anatomía notablemente preservada del pie fósil, el equipo de investigación se esforzó por reconstruir cómo habría sido la vida hace años para esta niña pequeña y cómo sobrevivieron nuestros antepasados.
Examinaron para qué se usaría el pie, cómo se desarrolló y qué nos dice sobre la evolución humana. El registro fósil indica que estos antiguos ancestros eran bastante buenos a la hora de caminar sobre dos patas.
"Caminar sobre dos piernas es un sello distintivo de ser humano. Pero caminar mal en un paisaje lleno de depredadores es una receta para la extinción", señala DeSilva.
A los dos años y medio, la niña Dikika ya caminaba con dos piernas, pero hay indicios en el pie fósil de que todavía estaba pasando algún tiempo en los árboles, agarrándose a su madre mientras buscaba comida.
Según la estructura esquelética del pie de la niña, específicamente, la base del dedo gordo del pie, los niños probablemente pasaron más tiempo en los árboles que los adultos.
"Si vivieras en África hace 3 millones de años sin fuego, sin estructuras y sin ningún medio de defensa, será mejor que te subas en un árbol cuando el sol se pone", plantea DeSilva.
"Estos hallazgos son fundamentales para comprender la adaptación dietética y ecológica de estas especies y son consistentes con nuestra investigación previa en otras partes del esqueleto, especialmente el omóplato", agrega Alemseged.