MADRID, 7 Jun. (EUROPA PRESS) -
Durante la mayor parte de los últimos 45.000 años, Europa estuvo solamente habitada por cazadores-recolectores, pero todo cambió hace unos 8.500 años.
Una nueva forma de subsistencia -la agricultura- comenzó entonces a extenderse por el continente desde la actual Turquía, llegó a Europa central hace 7.500 años y hace 6.100 años alcanzó Gran Bretaña.
Esta nueva estrategia de subsistencia levó a cambios profundos en la sociedad, incluyendo una mayor densidad de población, nuevas enfermedades y peor salud. Tal fue el impacto de la agricultura sobre la forma en que vivimos que los científicos han debatido desde hace más de 100 años sobre la forma en que se extendió por toda Europa.
Muchos creyeron que la agricultura se extendió como un avance de los propios cazadores-recolectores sin una importante migración de los agricultores.
Esta semana, un equipo de investigación dirigido por paleogenéticos de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia (JGU) publica un estudio en la revista Proceedings que muestran que los primeros agricultores de toda Europa tienen un sendero casi ininterrumpida de ancestros que lleva hasta el Egeo. Los científicos analizaron el ADN de esqueletos de agricultores tempranos de Grecia y Turquía.
Según el estudio, los colonos neolíticos del norte de Grecia y la región del Mar de Mármara, al oeste de Turquía alcanzaron Europa central a través de la ruta de los Balcanes, y la Península Ibérica a través de una ruta del Mediterráneo. Estos colonos trajeron la vida sedentaria, la agricultura y los animales domésticos a Europa.
Durante esta expansión, contactaron con los cazadores-recolectores que vivían en Europa desde la Edad de Hielo, pero se mezclaron inicialmente sólo en una medida muy limitada. "Cambiaron el patrimonio cultural y el conocimiento, pero rara vez se unieron en familias", comentó el antropólogo Joachim Burger, que dirige la investigación. "Sólo después de siglos, el número de parejas mixtas aumentó".
En su estudio, estos expertos demuestran que las diferencias culturales y genéticas fueron el resultado de orígenes geográficos distintos. "Los agricultores que migraron no sólo trajeron un cultura diferente, sino que parecían diferentes y hablaban un idioma diferente", declaró Christina Papageorgopoulou, de la Universidad Demócrito de Tracia, Grecia, coautora del estudio.
El estudio utilizó el análisis genómico para el esclarecimiento largo debate sobre los orígenes de los primeros agricultores europeos, mostrando que la ascendencia de los europeos del centro y suroeste del continente se remonta directamente a Grecia y el noroeste de Anatolia.