MADRID, 28 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los seres humanos vivieron durante todo el año en las tierras altas andinas de Sudamérica hace más de 7.000 años, sobreponiéndose a la falta de oxígeno y el frío.
Científicos muestran en un nuevo estudio que intrépidos cazadores-recolectores -hombres, mujeres y niños- lograron sobrevivir a gran altura antes del advenimiento de la agricultura, según restos humanos y otras evidencias arqueológicas de un sitio a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar en Perú.
"Esto nos da una base muy sólida para ayudar a entender las tasas de cambio cultural y genético en las tierras altas andinas, una región conocida por la domesticación de la alpaca, patatas y otras plantas, surgimiento de la complejidad política y económica a nivel estatal, y adaptación a la vida a gran altitud", dice Randy Haas, un asociado de investigación postdoctoral en el Departamento de Antropología de la Universidad de Wyoming y el líder del equipo.
La investigación aparece en la edición de julio de Royal Society Open Science.
Las excavaciones llevadas por Haas en el sitio en Perú meridional produjeron los restos de 16 personas, junto con más de 80.000 artefactos, fechados tan temprano como hace 8.000 años. La evidencia de ese sitio, al igual que otros, ha llevado a algunos investigadores a estimar que los cazadores-recolectores comenzaron a vivir en los Andes hace unos 9.000 años, pero el debate ha continuado sobre si esa presencia humana era permanente o estacional.
El equipo de investigación encabezado por Haas tomó cinco enfoques diferentes para probar si había un uso permanente temprano de la región: el estudio de los huesos humanos para los isótopos de oxígeno y carbono; las distancias de viaje desde el sitio hasta las zonas de baja elevación; la mezcla demográfica de los restos humanos; y los tipos de herramientas y otros materiales encontrados con ellos.
Los científicos encontraron bajos valores de isótopos de oxígeno y carbono en los huesos, revelando la distinta firma de ocupación permanente de alta elevación; que las distancias de viaje a zonas de baja elevación eran demasiado largas para la migración humana estacional; que la presencia de mujeres y niños pequeños significaba que esa migración era muy improbable; y que casi todas las herramientas usadas por los cazadores-recolectores estaban hechas con material de piedra de alta elevación, no traído de otra parte.
"Estos resultados constituyen la evidencia más fuerte hasta la fecha de que las personas vivían todo el año en las tierras altas de los Andes por lo menos hace 7.000 años", dice Haas. "Tales entornos de altitud elevada estaban entre las últimas fronteras de la colonización humana, y este conocimiento tiene implicaciones para comprender las tasas de adaptación genética, fisiológica y cultural en la especie humana".