MADRID, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -
La migración hacia Europa ha ido en aumento desde el comienzo del Holoceno -el periodo climático benigno iniciado hace 11.000 años- aunque no ha sido gradual, sino en, al menos, tres pulsos distintos.
El primero ocurrió cuando la agricultura se extendió por Europa desde Oriente Próximo. El segundo coincidió con el comienzo de la Edad del Bronce; una época en la que surgieron civilizaciones complejas, los caballos se convirtieron en un importante medio de transporte, se inventaron carretas y carros, y se establecieron nuevas redes comerciales en Asia y Europa. El tercer momento de movilidad ocurrió en la Edad del Hierro, un periodo que vio incrementos significativos en el tamaño de la población, el comercio y la guerra.
Es a conclusión de un nuevo método, detallado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences', que permite cuantificar directamente los cambios en las tasas de migración prehistóricas utilizando datos genéticos antiguos en los últimos 30.000 años.
"Estos hallazgos sugieren un fuerte vínculo entre el cambio tecnológico y la movilidad humana", afirma el autor del estudio, el profesor Mark Thomas, del Departamento de Genética, Evolución y Medio Ambiente de 'University College London' (UCL), en Reino Unido. Los científicos también encontraron que la movilidad entre los cazadores-recolectores que vivían en Europa antes de la migración de los agricultores era comparativamente baja, particularmente después del pico de la última Edad de Hielo (hace unos 20.000 años).
"Son resultados fascinantes: asociamos un estilo de vida de cacería y cosechas con el nomadismo y la alta movilidad, y el desarrollo de las primeras aldeas agrícolas y pueblos con sociedades sedentarias. Sin embargo, los primeros agricultores se movilizaron en busca de más y más tierras para reunir a sus poblaciones progresivamente más grandes, mientras que los cazadores post-glaciales parecían haber satisfecho sus necesidades a nivel local", describe la profesora Marta Mirazón Lahr, de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y autora del estudio.
LA MOVILIDAD HUMANA ENRIQUECE LA BIOLOGÍA Y LA CULTURA
"La movilidad relativamente mayor de los cazadores a medida que el clima se deterioró dramáticamente antes de hace 20.000 años muestra cuán vulnerables son las comunidades humanas frente al cambio climático", agrega. La movilidad humana es omnipresente y ha influido en muchos aspectos de la historia y evolución. Da forma a la composición genética, puede influir en cómo evoluciona y se adapta a los cambios en su entorno, ayuda a mantener y difundir ideas y tecnologías, y juega un papel clave en la innovación. En definitiva, enriquece la biología y la cultura.
Durante muchos años, los arqueólogos, y más recientemente, los genetistas, han estado interesados en la cantidad de personas que se han trasladado en el pasado. Para detectar episodios de migración más allá del alcance de la historia escrita, los arqueólogos han buscado pistas en la distribución cambiante de artefactos (herramientas de piedra, cerámica, especies de cultivos, monedas, etcétera) pertenecientes a diferentes culturas; pero estas pistas no están exentas de controversia, ya que los objetos y las ideas se pueden propagar sin el movimiento mayorista de las poblaciones humanas.
Más recientemente, los genetistas, en particular los que estudian el ADN de huesos humanos muertos hace mucho tiempo, han encontrado firmas convincentes de grandes migraciones pasadas en Europa. No obstante, estos análisis se centraron en las grandes migraciones de un lugar a otro, en lugar del bullicio general de la movilidad en todas las direcciones, y no permitieron a los científicos comparar la movilidad de las personas prehistóricas entre diferentes periodos de tiempo o regiones distintas, según los autores de este trabajo.
El nuevo método detallado en este estudio no está limitado para su aplicación a datos genéticos. "Una de las grandes características de este nuevo método es que puede usarse no sólo en datos genéticos, sino también en la variación de formas de fósiles antiguos. Esto significa que el marco matemático detrás de nuestro método puede extenderse fácilmente más allá del estudio del movimiento humano: ahora podemos explorar los cambios en las tasas de migración a lo largo del tiempo en animales que se extinguieron hace mucho tiempo", dice la primera autora de la investigación, Liisa Loog.
"En teoría, nuestro método también podría aplicarse a los datos culturales", agrega el profesor Thomas. "Esto nos permitiría no solo identificar los cambios en las tasas de movimiento de las personas, sino también la velocidad con la que se propagan las ideas y los objetos", adelanta este experto.