La utilización de la luz como medio de curación o mitigación de una enfermedad no es cosa nueva. Ya los antiguos griegos y egipcios consideraban los efectos positivos que la luz solar provocaba en la lucha contra ciertas enfermedades, aconsejando a quienes las padecían tomar el sol a determinadas horas del día. Los incas, asirios y los antiguos germanos consideraban al Sol como una deidad sanadora, existiendo referencias a curas que combinaban la toma del sol y de algunas hierbas para la cura de enfermedades.
En el siglo XIX, los balnearios de todo el mundo ofrecían tratamientos de toma de luz solar, asistiendo pacientes de todo el mundo, que aconsejados por sus médicos permanecían en estas instalaciones el tiempo necesario para una sanación o mejora de la enfermedad.
La utilización de medios artificiales para realizar curas de luz o fototerapia, considerada como una terapia alternativa, lleva siendo utilizada a su vez desde hace ya un largo tiempo. Niels Finsen, ganador del Premio Nobel de Medicina en 1903, es considerado como el padre de esta especialización médica. Por aquel entonces, los esfuerzos se centraron en la cura de enfermedades cutáneas y bacterianas. Hoy, sin embargo, se ha encontrado un mayor potencial en el tratamiento de enfermedades psicológicas, como la depresión, el insomnio o la ansiedad.
Podemos adquirir incluso nuestra propia lámpara de fototerapia, diseñada especialmente para producir un tipo de luz favorable a los procesos mentales y corporales. En 2005, la Asociación Americana de Psiquiatría realizó un estudio donde se evidenciaban los buenos resultados que esta luz tenía en nuestro organismo. Estas lámparas no sirven tan sólo para combatir enfermedades. Los beneficios que provoca la luz emitida por este aparato especialmente diseñado produce a su vez un beneficio durante los procesos intelectuales, por lo que sus beneficios son patentes durante el estudio o mientras estamos trabajando. Esta luz disminuirá nuestra sensación de cansancio o fatiga, mejorando nuestro ánimo y, por lo tanto, los resultados durante un proceso intelectual.
La fototerapia ofrece así un amplio y polivalente espectro de beneficios, con lo que su uso mejorará notablemente nuestra calidad de vida en sus tareas más cotidianas.
Por Rodrigo Vázquez
Foto: luminoterapia.science