VALENCIA 9 Sep. (EUROPA PRESS) -
El Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia acaba de publicar en la prestigiosa revista científica Cancer Research un estudio que representa un "paso más" en el descubrimiento de los mecanismos que acompañan a los procesos de desarrollo del cáncer. El trabajo está centrado en el estudio de un oncogén -un gen cuya alteración estimula el desarrollo de tumores-, que recibe el nombre de AIB1 y que está sobreexpresado, es decir "activado en exceso", en el 60 por ciento de los cánceres.
Según informaron en un comunicado fuentes de la Generalitat, el descubrimiento se ha llevado a cabo por el equipo del Laboratorio de Biología Celular y Molecular del CIPF, cuyo responsable es el investigador Jaime Font de Mora.
"Desconocíamos mayoritariamente las causas de la sobreexpresión de AIB1 en cánceres, por lo que nuestros resultados abren nuevas puertas para explicar el porqué de su activación en la enfermedad, y para diseñar en el futuro terapias combinadas más acordes según las particularidades de cada tumor", señaló Font de Mora.
Con el objetivo de descubrir las razones de la excesiva activación de la proteína codificada por el gen AIB1, la investigación ha consistido en definir "importantes vías" que regulan la estabilidad y la degradación de la proteína. Algunas de ellas también están frecuentemente alteradas en cánceres, por lo que pueden actuar asociadas con AIB1 en el desarrollo del tumor.
Para ello, el equipo de este laboratorio no sólo ha analizado "rigurosamente" el comportamiento de AIB1, sino también los dominios implicados en su degradación.
Según Font de Mora, "aunque la sobreexpresión de AIB1 está estrechamente vinculada a cáncer, nuestras observaciones han revelado que las alteraciones en otras importantes rutas de señales, también vinculadas a esta enfermedad, pueden aumentar el potencial oncogénico de AIB1, o lo que es lo mismo, su capacidad para desarrollar tumores, promocionando la proliferación celular anormal".
Para explicar este complejo mecanismo, los investigadores del CIPF han estudiado dos rutas que estabilizan los niveles de AIB1, y que deberían ser tenidas en cuenta a la hora de evaluarlo como marcador tumoral. Una de ellas tiene que ver con el transporte intracelular de la proteína mientras la otra es una ruta de señalización implicada en la proliferación celular y frecuentemente alterada en cánceres.
Los investigadores del CIPF han demostrado que hay diferencias en la estabilidad y localización de AIB1 entre distintas líneas de cáncer, y que las rutas analizadas "deberían ser tenidas en cuenta a la hora de evaluar AIB1 como marcador tumoral".
"En el artículo exponemos que AIB1 se degrada por el proteasoma dependiente de ubiquitina, y confirmamos que lo hace en el núcleo de la célula", explicó Font de Mora. La denominada ruta 'ubiquitina-proteasoma' se encarga de la degradación de las proteínas, y por ello juega un "papel fundamental en la regulación del crecimiento y de la proliferación celular, ya que controla la concentración de dichas proteínas durante el ciclo celular".
Asimismo, subrayó que inicialmente sabían que AIB1 "se sobreexpresaba por un mecanismo de amplificación, es decir, de multiplicidad del gen dentro del genoma, pero esto sólo podía explicar el 5% de los cánceres en los que AIB1 está sobreexpresado".
Para explicar el resto de casos en los que AIB1 aparece sobreexpresado, incluso cuando este oncogén no está amplificado, el equipo del CIPF ha desarrollado una investigación centrada en los mecanismos de degradación de la proteína, ya que, como explica Font de Mora, "mutaciones en los dominios que regulan la degradación pueden dar lugar a que la proteína se degrade menos, y por tanto a su acumulación y sobreexpresión".
La investigación se ha llevado a cabo con líneas celulares derivadas de distintos tipos de cáncer como el de mama, el de cérvix y el de pulmón, cada una de las cuales presenta sus propias peculiaridades.
"El trabajo abre una nueva vía para explicar la sobreexpresión de AIB1 y por ello, para que sea considerado como marcador tumoral", sostuvo Jaime Font de Mora, quien subrayó que sin embargo, "todavía queda mucho por descubrir para conocer todos los mecanismos que rodean a la compleja enfermedad del cáncer".
Estudios anteriores mostraban que AIB1 estaba relacionado con cánceres hormonodependientes como el de mama, ovario o próstata y hoy en día se conoce también su implicación en otro tipo de tumores como los de pulmón o páncreas, entre otros.
Asimismo, el oncogén AIB1 está implicado en la transcripción de genes, de modo que cuando se activa de forma exagerada en las células normales, se produce una alteración que puede provocar que éstas pierdan el control de la división celular, y comiencen un proceso de proliferación descontrolado.
El investigador Jaime Font de Mora ha dedicado su carrera científica al estudio del cáncer, ahora en el CIPF, y antes en centros de reconocido prestigio como el Instituto Nacional del Cáncer dependiente de los National Institutes of Health (Bethesda), en el Dana Farber Cancer Institute de la Universidad de Harvard (Boston), y en el Centro del Cáncer de Salamanca.