Fiscalía de Valencia aboga porque víctimas de violencia de género tengan que declarar para evitar sobreseimientos

Susana Gisbert en su despacho de Valencia
EUROPA PRESS
Actualizado: domingo, 14 julio 2013 14:32

Detecta que niñas muy jóvenes, incluso menores, ya ven comportamientos machistas en sus primeras relaciones

VALENCIA, 14 Jul. (EUROPA PRESS) -

La portavoz de la Fiscalía de Valencia y fiscal de violencia de género, Susana Gisbert, aboga porque las víctimas de violencia tengan que declarar "desde el mismo momento en que ponen sus pies en el juzgado" con el objetivo de evitar archivos o sobreseimientos, algo que se está produciendo en la actualidad y que evita la imposición de numerosas condenas.

Gisbert, que se ha pronunciado en estos términos en una entrevista concedida a Europa Press, ha sido muy contundente sobre este aspecto: "hay que revisar o abolir" el artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que permite a las víctimas acogerse a su derecho a no declarar, y esto "evita la posibilidad de perseguir delitos". En concreto, en este precepto, se indica que están dispensados de la obligación de declarar, entre otros, los parientes del procesado en líneas directa ascendente y descendente, su cónyuge o persona unida por relación de hecho análoga a la matrimonial, sus hermanos consanguíneos o uterinos y los colaterales consanguíneos hasta el segundo grado civil.

Al respecto, Gisbert ha sido clara: "si no tenemos ninguna prueba, no podemos acusar a nadie", y es lo que suele pasar en muchos casos de violencia de género, cuando solo existe como prueba la versión de la víctima, y ésta, a lo largo del procedimiento, se acoge a su derecho a no declarar. "Y con ello suele acabar el caso, porque no podemos hacer más", ha lamentado.

Por ello, cree "absurdo" que "todavía" perviva este artículo de la ley, porque "proviene de una ley del siglo XIX" y "estaba pensado para un ámbito meramente doméstico y para un supuesto totalmente diferente, que era el de un familiar que ve como su marido, su pareja o su padre comete un delito contra otro y él es testigo". "No estaba pensado para una víctima de violencia de género porque en el año 1870 nadie se podía plantear eso", ha aseverado.

En esta línea, Gisbert --quien estudió un poco por inercia la carrera de derecho pero ahora se define como una apasionada de su trabajo-- ha afirmado que se debería abolir o, por lo menos, revisar el precepto, porque ante un maltrato psicológico, que se suele cometer en la intimidad, "la única que podría declarar es la víctima". Sin su testimonio, no suele haber caso, pese a que Fiscalía insista en continuar.

"El derecho a no declarar --ha agregado-- ampara a las mujeres desde que pisan el juzgado, o bien porque ponen una denuncia, o porque se les llama a raíz de un atestado policial, o porque denuncia un vecino o un familiar, y puede decir desde el primer momento que no declara. Y así es complicado instruir", ha aseverado.

De esta manera, si no hay prueba "es muy difícil poder seguir adelante", ha reiterado. Otras mujeres, durante el juicio, también recurren a esta posibilidad de no declarar: "estamos en un Estado de Derecho y recae sentencia sobre lo que versa en el juicio y no en la instrucción, con lo que estos procedimientos, sin declaración, están abocados a la absolución", ha insistido.

EL PRÍNCIPE AZUL HACE DAÑO

Otro tema que preocupa a la fiscal es el hecho de que hay muchas niñas muy jóvenes, incluso menores, que en su primera o segunda relación ya ven comportamientos de violencia de género, "y lo peor de todo es que ellas no los detectan por su visión romántica". "Creen --ha agregado-- que les prohíben ponerse minifaldas porque les quieren mucho, y eso es un error", ha dicho. A su juicio, "el príncipe azul ha hecho mucho daño a muchas generaciones".

En ocasiones, ha comentado que son los padres los que denuncian que sus hijas pueden ser víctimas de violencia de género, pero "lo malo" es que en muchos casos "ellas no están de acuerdo y no quieren declarar". No obstante, los padres suelen tener pruebas de hematomas y describen comportamientos como empujones o humillaciones.

Gisbert también ha señalado que la colaboración ciudadana en denunciar estos casos "ha aumentado", pero "siempre hace falta más". Al respecto, ha puesto como ejemplo que un grupo de jóvenes de 16 años se presentó en el juzgado a denunciar que había visto cómo un chico pegaba a una chica en la calle. Con sus testimonios se pudo condenar al agresor.

SENTIMIENTO DE VERGÜENZA

La fiscal ha indicado que sigue echando en falta que en un determinado nivel socioeconómico medio-alto se denuncie, y achaca este comportamiento a que "aún está muy arraigado el sentimiento de vergüenza". Al respecto, ha señalado que cuando una mujer tiene una carrera --médico, policía, juez, fiscal o cualquier otra profesión-- "le da vergüenza que todo el mundo sepa que le han maltratado, que se ha dejado maltratar pese a que es una persona formada y no tendría que haberlo consentido". "Esto es muy duro", ha aseverado.

Gisbert considera que esta situación debe cambiar y, para ello, "es necesario que la gente se siga concienciando". "Si tú sabes que tu amiga te llama para decirte que su marido no le trata bien, o le insulta, no hay que darle la espalda", ha apostillado.

Por otro lado, preguntada por si hay un número elevado de denuncias falsas en violencia de género, ha contestado que "no", que el porcentaje es "irrisorio". "En el tiempo que llevo trabajando en violencia hemos deducido testimonio una sola vez y no me consta que haya condena", ha dicho.

En este sentido, ha aclarado que "no es lo mismo una denuncia falsa que algo que luego no se pruebe. Y tampoco es una denuncia falsa una cosa que se cuenta y que luego no se cuenta". Así, entiende que es "mucho" más frecuente la denuncia falsa en materia de robo --el "listillo" que dice que le han atracado y que le han quitado el móvil para cobrar el seguro-- o en seguridad vial --en la que se dice que el conductor era otro--.