MADRID, 10 Ago. (Reuters/EP) -
Helen Mirren, la actriz británica ganadora de un Oscar que ha interpretado a reinas, aristócratas y una chica de calendario de mediana edad, finalmente ha podido hacer lo que desea desde hace tiempo: ser una francesa en la gran pantalla.
En el romance culinario de Walt Disney Un viaje de diez metros que se estrena este viernes en los cines de Estados Unidos, Mirren se viste del duro semblante de Madame Mallory, la propietaria de un restaurante estrella Michelin en el sur de Francia que riñe con una familia india que reabre el restaurante de enfrente.
En la optimista película que fusiona cultura y gastronomía también participan Om Puri y el actor estadounidense de origen indio Manish Dayal, y fue realizada con el respaldo de Steven Spielberg y Oprah Winfrey como productores.
Mirren, de 69 años, habló sobre cómo interpretar a un francesa, cómo elige sus papeles y por qué una cinta con críticas pobres es más fácil de llevar para un actor que una mala actuación.
P: ¿Qué te atrajo de la película?
Hubo muchas cosas. La primera llamada que llegó fue de Steven Spielberg. Es como ese momento clásico, "¡Steven Spielberg! ¡Oh, sí!".
Y rápidamente llegaron las demás golosinas: se rodaba en Francia; podría interpretar a una francesa - siempre he querido hacer de francesa. Era una historia magnífica, ligera, cómica pero seria.
P: ¿Qué te intriga tanto de interpretar a una francesa?
Hablo francés muy bien. Me encanta Francia. Soy francófila. He trabajado en teatro en Francia, y siempre quise ser una actriz francesa. No una actriz británica o estadounidense, quería ser una actriz francesa o italiana. No puede ser, así que esto es lo más cerca que llegaré.
Me gusta la idea que tienen de la mujer en Francia, y me gusta cómo se trata a las mujeres en las películas francesas. Parece que hay una sofisticación, una elegancia y una realidad compleja sobre los personajes femeninos en el cine francés que no se obtiene tan a menudo en el cine de habla inglesa.
P: ¿Que complejidad encontraste en tu personaje?
Solo el hecho de que dirige un restaurante, es una mujer de sustancia, una mujer muy terca, pero es fundamentalmente decente con la mentalidad francesa de cómo deben hacerse las cosas correctamente. Los franceses pueden ser muy estrictos sobre qué significa ser francés. Pero cuando en la película eso se traduce al nacionalismo o racismo, ella entiende el fallo en eso.
P: ¿Cómo eliges tus papeles?
Depende de lo que acabe de hacer, habitualmente lo que hago es una reacción contra lo que acabo de hacer para intentar encontrar algo un poco diferente. También dónde se rueda, lo buen papel que es y con quién lo hago.
P: ¿Tienes preferencia sobre escenario o rodajes de películas?
Hoy en día prefiero cine, pero sólo porque el teatro es tan extenuante y te consume tanto que no puedes ir a ningún lado ni hacer nada y parece eterno. ... Cada dos o tres años procuro hacer teatro otra vez, porque da miedo si lo dejas por mucho tiempo, pierdes tu arrojo.
P: ¿Por qué el teatro es tan perturbador?
Lo bueno del cine es que si la película recibe malas críticas, dices "Bueno, no es culpa mía". En teatro, tienes que salir ahí y hacerlo, con buenas críticas y con malas. Eso es psicológicamente duro. Me encanta el cine. Me encanta no tener idea si está funcionando o no.
P: ¿Hay diferencias entre trabajar en películas estadounidenses o británicas?
No realmente. El de vestuario siempre es igual en Francia, Italia, Alemania o Australia. El cámara siempre es el mismo chico. El director de fotografía siempre lleva cazadora de cuero, hombre o mujer, siempre. Son los mismos personajes. Es gracioso.