MADRID, 10 Sep. (EUROPA PRESS)
Mel Brooks ya tiene su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. El comediante, director y productor estadounidense dejó ante el Teatro Chino de Los Angeles las huellas de sus pies y sus manos y, como no podía de ser de otra manera, lo hizo de una forma genial: con once dedos en sus manos.
"Señoras y señores, quiero darles las gracias a todos por estar aquí y ser parte de la maravillosa farsa. Realmente me encanta", dijo el maestro de la sátira y la parodia que a sus 88 años plantó sus huellas con un dedo extra en su mano izquierda especialmente implantado para la ocasión.
Su hijo Max Brooks, guionista y escritor autor del popular libro Guerra Mundial Z, fue el encargado de presentar el galardón concedido a su padre. "¿Ya era hora no?. Los cómicos nunca logran que Hollywood les reconozca de manera justa su trabajo. ¿Con qué frecuencia una comedia se lleva el premio a la mejor película del año?", se preguntó.
Durante su discurso de agradecimiento, Brooks también tuvo palabras para su amiga y excompañera Joan Rivers, recientemente fallecida. "Es una gran pérdida, una terrible pérdida. La echaremos mucho de menos. Tal vez fuera la cómica más valiente que jamás haya existido", afirmó Brooks que comparó a Rivers con "una exploradora" y aventurera del humor.
"Entró en áreas de comedia muy peligrosas en las que nadie se atrevía a entrar y luego, en persona, en privado, era la persona más dulce que me encontré en la vida", dijo emocionado Brooks que trabajó con Rivers en una de sus parodias más conocidas, La loca historia de las galaxias (1987).
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El reconocimiento le llega a Brooks con el 40 aniversario de su de una de sus películas más populares El jovencito Frankenstein. Ganador de un Oscar al mejor guión en 1969 por Los productores, otros de lso títulos más emblemáticos del actor, director, guionista y productor son Sillas de montar calientes (1974), La loca historia del mundo (1981), Qué asco de vida (1991) o Drácula, un muerto muy contento y feliz (1995).