MADRID 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
El director de cine Tony Scott no padecía ningun tipo de cáncer terminal cuando decidió poner fin a su vida el pasado 19 de agosto. Así consta en los resultados de la autopsia que contradicen la versión que trascendió en un primer momento.
El lunes 19 de agosto el director de Top Gun, Enemigo público y Déjà Vu decidió suicidarse saltando al vacío desde el puente Vincent Thomas en San Pedro (Califormia). A las pocas horas diversos medios estadounidenses informaban que el hermano de Ridley Scott padecía un cáncer terminal y había optado por poner fin a su vida antes de llegar a la última fase de la enfermedad.
La versión, no confirmada por la familia ni el entorno más cercano del cineasta, fue dada por buena... hasta ahora. Los resultados de la autopsia revelan que Tony Scott no sufría ningún cáncer y que no padecía ninguna otra enfermedad seria en el momento de su suicidio.
Así lo ha confirmado el jefe investigador forense Craig Harvey que en declaraciones a Los Angeles Times ha señalado que no se ha encontrado ningún rastro del cáncer cerebral que presuntamente padecía Scott. "No hubo ninguna evidencia de neoplasia", señala el forense que también dice que no hay mención alguna al cáncer en el historial médico del fallecido.
El informe de los forenses de Los Angeles señala que la causa final de la muerte del director son las graves y múltiples heridas que sufrió tras arrojarse del puente.
Tampoco se encontraron en el organismo de Scott ningún tipo de medicamentos relacionados con el cáncer pero sí niveles -siempre dentro de las dosis recomendadas- de antidepresivos y somníferos.