MADRID 4 Feb. (EUROPA PRESS - Israel Arias) -
Una historia tan épica como real, una soberbia dirección y un actor, James Franco, en estado de gracia. Son los tres pilares esenciales en los que se sustenta 127 horas, lo nuevo de Danny Boyle.
En mayo de 2003, Aron Ralston Lee, un joven aventurero estadounidense adicto a la adrenalina, sufrió un tremendo accidente mientras escalaba por el Blue John Canyon. Cuando transitaba por una zona inhóspita una roca se desprendió y aplastó su antebrazo derecho, que quedó aprisionado contra la pared del cañón.
Casi sin agua ni comida pasó allí 127 horas intentando liberarse hasta que, ante la imposibilidad de seguir consciente en ese estado, tomo una dura decisión que acabaría salvando su vida: amputar su propio brazo.
Aunque pensó que era el final -hasta tal punto fue así que llegó a tallar su nombre, su fecha de nacimiento y su fecha de muerte en la roca- Ralston sobrevivió y su experiencia y testimonio se convirtieron en ejemplo de determinación, valentía y superación para millones de personas.
Una historia que debía ser contada. Ralston ya lo hizo en 2004, en su autobiografía 'Entre la espada y la pared'. Hollywood ha esperado algo más para acometer la empresa. Y, sin que sirva de precedente, esta vez lo ha hecho bien.
Y no era fácil, una historia con un único protagonista que vive cinco días de progresiva agonía hasta que llega el traumático aunque feliz desenlace. Un reto que Danny Boyle, el director de la sensacional 'Slumdog Millionaire' supera con un notable alto.
No era muy difícil hacer vibrar al espectador con los últimos minutos de la historia. Conmover, impactar e incluso asquear al respetable con las escenas en las que Ralston hace añicos sus huesos y cercena su brazo con una navaja multiusos estaba dentro del mínimo exigible
Conseguir que en la hora y cuarto anterior el que está sentado en su cómoda butaca con sus palomitas y su refresco se meta en la mente de Ralston, comprenda y empatice con su agonía y que además no se aburra sí es un logro digno de elogio.
MUSICOTE Y... EL SEÑOR FRANCO
Sombrerazo con mención especial para la banda sonora de A.R. Rahman, el mismo que puso la música 'Slumdog' y que se llevó por ella el Oscar y que también es justo candidato este año.
Elogios que Boyle y la música deben compartir con James Franco, un actor que con '127 horas' se ha hecho mayor. Tras trabajos bastante aseados en títulos solventes como Mi nombre es Harvey Milk, En el valle de Elah o An American Crime su magistral trabajo a las órdenes de Boyle le ha consagrado como uno de los interpretes jóvenes con más empaque del panorama actual.
Su nominación al Oscar por esta cinta es de recibo... aunque no tiene nada que hacer frente a Colin Firth. Mal que nos pese, lo del Rey Tartamudo es demasiado para el montañero automutilado y hasta para nuestro Biutiful Bardem. Otro año será.