Jack Ryan: Operación sombra - PARAMOUNT
MADRID, 31 Ene. (EUROPA PRESS - Israel Arias)
Jack Ryan, el personaje creado por el desaparecido Tom Clancy, se reinicia en Operación Sombra. Una cinta protagonizada por Chris Pine, Keira Knightley y Kevin Costner y dirigida por Kenneth Branagh que se reserva para sí el papel del estepario villano.
Primero fue Alec Baldwin, que en 1990 se las veía ni más ni menos que con Sean Connery en La caza del Octubre Rojo. Un par de años después llegó Harrison Ford, que encarnó al personaje en otro par de cintas: Juego de patriotas (1992) y Peligro inminente (1994). Tras un parón de varios años, fue Ben Affleck quien en 2002 retomó el personaje en Pánico Nuclear.
Ahora es Chris Pine, un actor con experiencia en reiniciar personajes -suyo es el nuevo Kirk de la remozada y aclamada nueva era de Star Trek-, quien se mete de nuevo en la piel del avezado analista de la CIA para relatar los orígenes del personaje.
Así, en esta suerte de "Jack Ryan Begins" veremos a Jack sufrir el ya legendario accidente de helicóptero que le hizo abandonar los marines, iniciar su relación con Cathy, ser reclutado por la CIA, participar en su primera operación de campo e incluso matar por primera vez.
Todo a cuenta de una actualizada y bien armada trama en la que deberá hacer frente a terroristas de traje y corbata que pretenden, no solo sembrar el terror y la muerte, sino golpear en las entrañas del sistema para llevarlo hasta el colapso financiero.
BRANAGH, GUSTÁNDOSE
Él, el malo, es Viktor Cherevin, un acaudalado y astuto fanático antiestadounidense al que da vida Kenneth Branagh. Hacía ya más de una década que el responsable de La huella o Thor no actuaba en una película dirigida por él, y puede que esta abstinencia explique los favores con los que obsequia a su personaje en Jack Ryan: Operación Sombra. A su villano le regala una puesta en escena operística y de aires shakesperianos y algunos de los pasajes más brillantes de la cinta. Se gusta, y nos gusta.
Uno de ellos es el cara a cara que mantiene en el restaurante más lujoso de Moscú con la chica del héroe, al que da vida Keira Knightley. La británica está cómoda en la piel de una Cathy evolucionada, que ya no se conforma con esperar pacientemente en casa a que vuelva su chico.
Él, Chris Pine, es un Ryan más que correcto que asume con soltura los titubeos y contradicciones iniciales del personaje y que va evolucionando de la mano de Kevin Costner, que como casi siempre aporta kilos de enjundia a la cinta en su papel de descubridor y mentor del joven Jack.
Los cuatro forman un sólido elenco inmerso en una actualización con un planteamiento atractivo, un nudo verdaderamente notable pero que pierde algo de fuerza y brillantez en su desenlace. Y es que toda la clase y virtuosismo que la mano de Branagh aporta a la primera hora de la película se van difuminando un poco cuando 'la cosa' se pone más movida.
Pero aún así, Jack Ryan: Operación Sombra es un reinicio eficaz y musculoso del personaje que además sirve de digno recuerdo a la memoria del mítico Clancy. Una película de espías con ritmo y un gran sentido del espectáculo. Entretenimiento del bueno.