Scott Pilgrim contra el mundo, el orgullo geek se hace película

Scott Pilgrim contra el mundo
UNIVERSAL
Actualizado: viernes, 12 noviembre 2010 18:57

MADRID 12 Nov. (EUROPA PRESS - Israel Arias) -

Un kilo de encanto indie tipo 'Juno'; un puñado de diálogos ágiles tarantinianos; varias dosis de luchas a lo 'Tigre y Dragón' aderezadas con efectos de PlayStation; y un embriagador chorrazo de orgullo geek. Agítese bien... y listo. La audaz mezcla lleva por nombre 'Scott Pilgrim contra el mundo' un cóctel inclasificable pero que, sorprendentemente, nos gusta.

En este extraño combinado cinematográfico, que llega a la cartelera con los fríos de noviembre, la única regla es... que no hay reglas. Igual que en la novela gráfica de Bryan Lee O'Malley en la que se basa. La película es fiel en esa locura de la mano de Edgar Wright, un tipo que ya venía avisando en títulos como 'Zombies Party' o 'Arma Faltal'. Al fin la ha liado.

Este sueño humedo de todo 'geek' está protagonizado por Michael Cera, ese entrañable jovencito con cara de canelo de 'Juno' y 'Supersalidos'. Esta vez, y con esa misma cara, simplemente lo borda. Hay ocasiones en las que no hace falta esforzarse más. Que aprendan Pattinson, Affleck y cía.

Él es Scott Pilgrim, el joven bajista de un cochambroso grupo de Toronto que vive intentando olvidar a la novia que le rompió el corazón. Otro veinteañero delgaducho, con el pelo desarrapado y con camisetas molonas al que rodea un animalario digno del más selecto zoo de modernetes.

Pero el mundo de Scott cambia cuando se cruza en su camino Ramona Flowers -no es broma, ese es el nombre de la chica de la peli- la mujer de sus sueños que quiere conquistar a toda costa. Pero todo el mundo tiene un pasado y Ramona, que no es pechugona como la de Fernando Esteso, no iba a ser una excepción.

La joven cambia de novio como quien cambia de color de pelo -literalmente- y para estar con ella Scott tendrá que luchar contra sus temibles siete exparejas. Y cuando decimos luchar... no es una metáfora. El protagonista se las ve con ellos en una pelea a muerte como las del 'Street Fighter' o el 'Tekken'. Con letreros digitales, barras de energía y supergolpes incluidos.

Píldoras locas que van trufando las casi dos horas de película con escenas propias del último beat'em up de la Xbox. Un festín visual que, unido a las estruendosas melodías de los 'sex-bob-omb', hacen de 'Scott Pilgrim contra el mundo' la 'rara avis' de la temporada que ha tardado más de lo debido en llegar a nuestros cines. Un trago no apto para todos los públicos. Ni falta que hace.