MADRID 4 Feb. (EUROPA PRESS - Israel Arias) -
Dos Globos de Oro y siete nominaciones a los Oscar, incluidas Mejor Película y Mejor Director, parecen razones más que suficientes para pagar una entrada. Pero 'The Fighter' ofrece algo más. Algo tan rotundo como la mejor interpretación de Christian Bale.
Los títulos de crédito juran y perjuran que Mark Wahlberg es el protagonista de la película. Que Bale es solo el actor secundario como Bob en 'Los Simpson'.
No se dejen engañar. Es mentira. Un tecnicismo que ya nos han colado antes -¿alguien en su sano juicio sostiene que Bardem no fuera el personaje más notable y notorio de 'No es País para Viejos'?- pero que no empaña la realidad: 'The Fighter' es, de largo, la mejor pelea en la que se ha fajado el bueno de Christian. La estrella absoluta.
El galés -que ya es el mejor Batman de la historia por obra y gracia de Christopher Nolan- encarna a Dickie Ward, un ex boxeador que antaño fue "el orgullo de Lowell" (un pequeño pueblo de Massachusetts) en horas más que bajas. Ward ahora es un vicioso adicto al crack que intenta reverdecer sus laureles entrenando a su hermano Micky (Wahlberg).
Pero Dickie y todo lo que él arrastra -su adicción, el sistema matriarcal en que se mueven los dos junto a sus tropecientas hermanas (una panda de cigarronas de mucho cuidado) y sus ansias de gloria pasada- suponen un lastre para la carrera de Micky. El más joven y cándido del clan acaba de conocer al amor de su vida, una espectacular Amy Adams, y ahora quiere volar solo hacia el campeonato mundial para huir de los errores de su hermano.
Una historia real que está llena de tópicos: el ídolo caído, el hermano pequeño acomplejado, la madre controladora, la camarera cañón... Un disco que, sin necesidad de ponerlo en la gramola, ya nos suena a rayado. Pero no desesperen, tras el rosario de tics propios de un telefilm de sobremesa que soportamos durante los quince primeros minutos se esconde una de las mejores cintas del año.
Gran parte del mérito es de David O. Russell ('Extrañas coincidencias', 'Tres Reyes'). El neoyorquino rueda con calma cuando es necesario y con pulso firme y enérgico cuando lo pide la historia. Sin alardes, pero respeta los ritmos. Parece sencillo pero no es fácil en una película con escenas tan jugosas como los épicos combates sobre el cuadrilatero.
Aunque su mayor acierto, y el de toda la producción, está en el elenco. O más concretamente en dos de sus protagonistas, curiosamente los dos llamados 'secundarios'.
Wahlberg y Adams cumplen, pero parecen voluntariosos niños en una función del colegio cuando suben al ring. Ella se las ve con una inmensa Melissa Leo (Frozen River), que da vida a la promiscua madre que intenta mantener siempre unido y fiscalizado a su clan pero que es incapaz de controlar su devoción por la oveja negra de la familia.
El protagonista se las ve con su hermano mayor, con un Christian Bale en un deplorable estado de gracia. Y no hay color. En 'The Fighter' Micky (Wahlberg) es el campeón. Dickie (Bale) es el ganador. Por K.O.
Tanto Bale como Leo se hicieron con el Globo de Oro, a los dos les ha premiado el sindicato de actores y, si hay equidad en Hollywood, los dos saldrán blandiendo el Oscar del Kodak Theatre el próximo 27 de febrero. Es justo y necesario.