MADRID 25 May. (EUROPA PRESS) -
La Fundación Lázaro Galdiano muestra por primera vez desde su reapertura una selección de la colección de exquisitos abanicos de Paula Florido, esposa de José Lázaro Galdiano y acaudalada y apasionada coleccionista argentina.
'Arte, lujo y sociabilidad: la colección de abanicos de Paula Florido', es el título de esta muestra, que ha contado con la colaboración de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) y que se inscribe en el marco del programa de actividades para recordar el centenario de la inauguración del Parque Florido, el madrileño palacio neorrenacentista que abrió sus puertas el 27 de mayo de 1909 con una fiesta que se convirtió en uno de los acontecimientos sociales más importantes del momento y que hoy es la sede de la Fundación.
La exposición, comisariada por Jesusa Vega, directora también de esta institución, reúne un total de 45 abanicos de los 89 que poseía Paula Florido y que no han podido exhibirse por motivos de espacio. En su mayoría la procedencia de estas piezas no era española (aunque hay alguna que sí) sino francesa, inglesa o italiana.
COLECCIÓN MUY ESTUDIADA
La comisaria explicó hoy la trascendencia de esta muestra que resalta "por la calidad de las piezas que forman parte de una colección muy estudiada, hecha con criterio".
Desde el principio de su matrimonio Paula Florido compartió con su esposo la pasión por el coleccionismo y fue, precisamente, la colección de abanicos la que contó con la mayor complicidad de ambos, pues José Lázaro le regalaba cada año dos a su esposa coincidiendo con su cumpleaños (el 15 de enero) y su santo (el 29 de junio).
Jesusa Vega señaló que en los últimos años la Fundación ha restaurado y conservado la totalidad de las piezas que forman esta colección de los siglos XVIII y XIX, cuando el abanico alcanzó su máximo momento de uso y esplendor.
La comisaria indicó también que el abanico fue "uno de los complementos fundamentales de la nueva sociabilidad dieciochesca de la mujer, un elemento fundamental del adorno personal que se lucía sobre todo durante el paseo, actividad principal de la vida cotidiana moderna, cuyo desarrollo fue parejo al trazado y ejecución de las grandes reformas urbanísticas que tuvieron lugar en las principales ciudades españolas".
MODAS Y TEMÁTICAS
Jesusa Vega explicó que a principios del XVIII el abanico era "un objeto propio de las posiciones sociales más elevadas, pero entrado el siglo XIX acabó siendo de uso común entre todos los estamentos y un elemento característico de la indumentaria de la mujer española".
Asimismo, recordó que los abanicos evolucionaron con la moda. "Los del primer tercio del siglo XVIII eran de vuelo corto, su ángulo de apertura oscilaba entre 90 y 120 grados, pero a medida que avanza la centuria se va ampliando el vuelo, sofisticando el trabajo y la decoración del varillaje, sobre todo en los más ricos y lujosos donde predomina el uso del marfil y el nácar".
Los asuntos mitológicos, las escenas cortesanas, la exaltación de las artes o los paisajes sugerentes así como algunas escena bíblicas (las menos) fueron temáticas comunes. De todo ello da cuenta esta exposición.
ABANICOS ÚNICOS
Entre las piezas que ofrece esta muestra, que podrá verse en la Fundación Lázaro Galdiano hasta el próximo 16 agosto, destacan el abanico conmemorativo de la boda de Luis Fernando, Delfín de Francia, y María Teresa Rafaela, Infanta de España en 1745; el abanico italiano dedicado a la nueva sociabilidad femenina de La toilette (primer tercio del siglo XVIII); o el abanico de baraja obra de Georges Bastard (h. 1911). Junto a ellos se pueden contemplar otras piezas como 'La tienda' de Luis Paret y Alcázar, 'Los caprichos' de Goya o 'Los gritos' de Miguel Gamborino.
Por su parte, la presidenta de la SECC, Soledad López, hizo hincapié en la importancia que adquirió el abanico en su momento, "uno de los artículos de lujo más consumidos", pues llegó a ser "cuestión de Estado" y "reflejo de un nuevo refinamiento".
Paula Florido nació el 15 de enero de 1856 en Veinticinco de Mayo, provincia de Buenos Aires, Argentina. Contrajo matrimonio en su ciudad natal con Juan Francisco Ibarra Otaola, español residente en aquel país, en 1873, cuando tenía 17 años. Fruto de este matrimonio sería el único hijo que la sobreviviría, Juan Francisco Ibarra. Tras enviudar Paula Florido contrajo nueva nupcias en 1884 con el periodista gallego Manuel Vázquez Barros de Castro, de quien tuvo una hija, Manuela Vázquez Barros. El matrimonio fue breve por fallecimiento del marido, y tres años más tarde, en 1887, se casó por tercera vez con el porteño Pedro M. Gache; de esta unión nació un niño, Rodolfo Gache.
Nuevamente viuda contrajo matrimonio en Roma con José Lázaro Galdiano en 1903, trasladándose a vivir a Madrid con sus dos hijos pequeños. Desde un principio el palacio de Parque Florido, llamado así en su honor, fue un lugar de encuentro de intelectuales y miembros de la alta sociedad. Poco tiempo después las desgracias familiares -el fallecimiento de Rodolfo en 1916 y el de Manolita, como familiarmente la llamaban, en 1919-, cerraron definitivamente los salones de la casa familiar, instalándose la tristeza y el luto hasta la muerte de Paula Florido el 31 de octubre de 1932. A partir de esa fecha dejó de ser la residencia habitual de José Lázaro.
Con motivo de esta exposición la SECC y la Fundación Lázaro Galdiano han editado un catálogo con un artículo de la comisaria de la exposición y el catálogo completo de la colección de abanicos que reunió Paula Florido y que actualmente son propiedad de la Fundación.