MADRID, 26 Oct. (EUROPA PRESS) -
"Lo digital ha entrado en la fotografía como un elefante en una cacharrería", alega Rafael Sánz Lobato (Sevilla, 1932) galardonado este miércoles con el Premio Nacional de Fotografía, que concede anualmente el Ministerio de Cultura.
Para este artista sevillano, quien ya sólo combina la docencia con algunos bodegones fotográficos a causa de una degeneración macular que sufre desde hace años, el panorama de la fotografía en estos momentos es "horrible" y subraya el "ataque frontal" que ha sufrido la fotografía creativa.
"Amo tanto la fotografía que cuando veo algún golfo que se aprovecha de ella, siempre lo he denunciado", alega este artista, y justifica su falta de promoción y publicidad por los "ataques" que ha desarrollado contra algunos cargos y directores de fotografía.
En declaraciones a Europa Press, Sanz Lobato relata sus comienzos en la fotografía y su pasión por el llamado periodismo antropológico y recuerda su primer 'seiscientos' con el que recorría campos y pueblos, buscando las mejores imágenes.
HUELLA EN CRISTINA GARCÍA RODERO
En este sentido, explica que siempre ha tratado de documentar aquellas tradiciones del campo, casi rituales, que se han dado en la España y cita a Cristina García Rodero, --"la mejor fotógrafa del siglo XX", dice-- quien al ver un trabajo suyo en los años setenta, quiso emprender el mismo camino.
Años después entraría a formar parte de la fotografía profesional "sin tener ni idea", y subraya que siempre ha sido "un gran autodidacta" que ha recorrido un camino "difícil" y "tortuoso".
También quiso probar suerte en el mundo de la publicidad, donde tuvo que "pelear muy fuerte" para conseguir encargos de agencias y directores de publicidad. "En ese momento abandoné mi trabajo personal en blanco y negro", recuerda este artista.
Según el acta del jurado, que le ha concedido el premio por unanimidad, "su obra constituye un puente entre la nueva vanguardia neorrealista de la posguerra y los métodos de observación fotográfica posteriores al 68.
Su tema es la "transformación del mundo rural tradicional y las culturas populares", que enlaza con el problema del neorrealismo, pero en una época en que su trabajo se despliega como "la memoria de un mundo que desaparece".
Además, apunta que su trabajo adopta un" método de observación antropológica que tendrá múltiples consecuencias" y señala que su enfoque documental actualiza el lenguaje fotográfico e influye en el fotoperiodismo contemporáneo.
Para el jurado, Sanz Lobato representa a una "generación puente entre los 50 y los 70" cuya visibilidad ha sido relativamente menor en la cultura fotográfica española, por coincidir con un cambio de época histórica y política. Durante una trayectoria de más de 30 años se ha mantenido "fiel" a un método de trabajo, manteniendo una "coherencia y solidez". "Su trabajo no ha tenido aún el reconocimiento que merece", resalta.