MADRID 16 Abr. (EUROPA PRESS) -
Después de cinco años desde que se publicara 'Alas de Fuego', su autora, Laura Gallego, acaba de sacar a la luz 'Alas Negras' la segunda y última entrega de la historia fantástica protagonizada por Ahriel, un particular ángel guerrero.
Gallego (Quart de Poblet, 1977) ha confesado que no tenía pensado escribir otra parte de esta aventura pero que la insistencia de sus lectores le llevó a replantearse la cuestión hace un par de años, cuando vio clara "una posible trama que no sólo continuase la historia anterior sino que aportase cosas nuevas y más personajes".
En 'Alas de Fuego', Ahriel, un ángel femenino que tiene la misión de guiar y proteger a la reina Marla, se ve envuelta en una conspiración y es encerrada, con sus alas inutilizadas, en la terrible prisión de Gorlian, un mundo salvaje y brutal. Ahora, en 'Alas Negras' Ahriel ha recobrado su libertad y obtenido su venganza. Tras acudir a rendir cuentas a sus semejantes en la Ciudad de las Nubes se dispone a reanudar su búsqueda de la mágica prisión de Gorlian para recuperar aquello que dejó escapar.
"Esta segunda novela es un poco más larga que la anterior, tiene una trama más compleja y es una historia más coral", dice la joven autora. Junto a Ahriel protagonizará la historia un segundo personaje que inicialmente se desarrolla ajeno al ángel guerrero pero con quien termina confluyendo y encontrándose.
"Uno de los puntos más fuertes de esta novela son sus personajes, algunos de ellos muy carismáticos", afirma la escritora que cree haber "conseguido un final mucho más épico que en 'Alas de Fuego' y se resuelve una de las grandes incógnitas de este primer libro". No obstante, aquí se acaba definitivamente la historia, aunque ahora se siente muy "ilusionada" con este libro que tanto esperaban sus lectores.
Las expectativas de Gallego con esta segunda parte de 'Alas de Fuego', que con 25.000 ejemplares vendidos se convirtió en el libro preferido de sus lectores, es muy grande. Sin embargo, la escritora no es partidaria de que sus novelas se lleven al cine, a pesar de tener todos los ingredientes para lograr un seguro éxito en taquilla.
"Tengo manía controladora y una película no sería algo mío. Me da pánico pensar en ir al cine y ver que se han eliminado escenas o personajes. Por eso he rechazado ofertas de otras obras mías, porque creo que no hay fidelidad y los autores no podemos inmiscuirnos en cosas como la elección de los actores o el director. Antes de tener conflictos con esto prefiero que la gente acuda a mis libros", sentencia.