MADRID, 7 Feb. (EUROPA PRESS - Eduardo Blanco) -
El escritor Andrés Neuman indaga en los desastres causados por el uso de energía atómica en su nueva novela 'Fractura' (Alfaguara), la historia de un superviviente a las dos bombas de Hiroshima y Nagasaki que ve reconstruido su pasado a través de los ojos de cuatro amantes y vive sus últimos días inmerso en un nuevo desastre: la explosión del reactor nuclear de Fukushima.
"Cuando se vio el hongo nuclear en Japón nuevamente con el accidente de Fukushima uno se preguntaba: ¿cómo puede verse esa nube otra vez? Es curioso que el único país que haya sufrido la bomba atómica haya basado su desarrollo económico en esa energía, pero es que hay un instinto para basar el futuro en lo que destruye", ha explicado en una entrevista el autor argentino.
Neuman ha explicado que el punto de partida de esta historia se encuentra en el personaje real de Tsutomu Yamaguchi, un doble superviviente a las dos bombas --en la novela, su trasunto es el señor Watanabe--. No obstante, su interés giraba en torno a "hablar de quién es una víctima y cómo les recuerdan sus sociedades".
"Incluso quería contar hasta qué punto una víctima quiere ser considerada víctima. El primer conflicto al que se enfrenta es si quiere aceptarse como tal, porque muchas no está dispuesta a asumirse así", ha señalado el escritor, quien no obstante insiste en que no se trata de "dar un sermón" sobre la energía atómica.
"La literatura busca el conflicto, no pretende adoctrinar, pero siempre es interesante recordar ciertas cuestiones omitidas voluntariamente porque se prefieren otros temas de actualidad más cómodos", ha defendido el autor de 'El viajero del siglo'. Y respecto a la gestión de recursos energéticos, considera necesario hablar porque "se trata de un asunto de presente y de futuro".
EL ARTE DEL 'KINTSUGI'
Pero 'Fractura' no solo centra su mirada en este tema, sino que también pone su objetivo en el amor en las distintas etapas de la vida --desde un primer amor "convencional" en París a un amor otoñal en la última etapa de su vida-- o en la búsqueda de una belleza menos idealizada a través de la práctica del arte ancestral del 'kintsugi' --reparar cerámica con oro o metales preciosos en sus grietas--.
"Esa pasión de Wannabe por el 'kintsugi' resume muy bien las complejidades de la memoria histórica, donde se vende que o se mira hacia atrás o hacia delante. Pero esta práctica demuestra que se puede tener presente y futuro construyendo sobre la memoria de lo que ocurrió. He intentado que funcione como metáfora de la memoria colectiva", ha reconocido.
La responsabilidad de los propios países en gestionar los desastres también está presente en las páginas de 'Fractura'. "Hay muchas formas de abordar el pasado, que es algo que no se elige ni se descarta. Pero lo que está claro es que si optas por la negación y el rechazo, éste volverá y te apuñalará por la espalda", ha ironizado.
UN ATAQUE DE ECOLOGÍA
Neuman cree que casi ningún país puede escapar hoy día del debate de la energía nuclear --por ejemplo, ha recordado que en España se hablaba de que la central de Garoña "tenía un reactor idéntico al de Fukushima" o de que en su país de origen, Argentina, estuvo a punto de "abrirse el primer basurero nuclear"--.
Preguntado sobre el futuro de esta energía, el escritor se muestra escéptico de un pronto final. "Lo único cierto es que se ha demostrado que a largo plazo no es rentable, algo que sí ocurre con las renovables. Entonces es posible que cuando se haga inviable el mantenimiento de las actuales centrales, muchos Gobiernos fingirán tener un ataque de ecología", ha concluido.