MADRID 26 Feb. (EUROPA PRESS) -
El escritor Ildefonso Falcones ha logrado alcanzar la cifra de siete millones de ejemplares vendidos con sus dos primeras novelas: 'La catedral del mar' y 'La mano de Fátima'. Ahora, regresa a la literatura de mano de 'La reina descalza' (Grijalbo), un libro en el que retrata la ciudad de Madrid en pleno siglo XVIII.
La pasión, la amistad y la venganza son el nexo de unión de las dos jóvenes que protagonizan esta historia. Por un lado, aparece en escena Caridad, una mujer negra que deambula por las calles de Sevilla tras haber dejado un pasado esclavo en Cuba. Por otro, Milagros Carmona, una joven gitana de Triana.
Ambas son inseparables hasta que el rey Fernando VI convierte a todos los gitanos en proscritos. "Se confundieron porque solo detuvieron a los censados, pero no al de verdad, al trashumante", apunta el escritor, quien para escribir esta novela ha consultado decenas de investigaciones y publicaciones sobre este periodo histórico.
Aunque los caminos de las dos protagonistas se separan, el destino volverá a unirlas en un Madrid donde confluyen contrabandistas y cómicos, nobles y villanos; un Madrid que se rinde a la pasión que emana de las voces y bailes de esa raza de príncipes descalzos.*
Falcones propone al lector un viaje a una época teñida por los prejuicios y la intolerancia, desde Sevilla hasta Madrid, desde el tumultuoso bullicio de la gitanería hasta los teatros señoriales de la capital. Según ha destacado el escritor este martes durante la presentación, "si algo sorprende es que cuanto más apretaban a los gitanos, más ansias de libertad tenían".
En este libro, Falcones esboza los primeros pasos del flamenco, que ya era "un cante muy hondo y sentido". Para ello, se sirve de un personaje femenino, ya que, a su juicio, "las mujeres son más representativas de esa capacidad sensitiva que los hombres".
En su opinión, lo más importante cuando se enfrenta a una novela es hacer al lector partícipe y mostrarle lo que hay en ella para que lo "recree en su interior". Para ello, Falcones afirma que se ha servido de "personajes normales", a través de quienes puede construir "ambienes y costumbres" de la época.
El contrabando es uno de los temas que Falcones ha escogido para retratar el siglo XVIII español. El pueblo portugués de Barrancos, uno de los escenarios de la novela, fue uno de sus principales núcleos y diversos estudios coinciden en que los religiosos también participaron en estas prácticas.
Según explica Falcones, "la Iglesia entendía que no tenía que pagar impuestos, por lo que desde el punto de vista moral no hay ningún perjuicio en ello".