MADRID, 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
El escritor Jordi Corominas publica 'El último libro de la vieja Europa' (Sílex), una suerte de ensayo y literatura de viajes en la que durante nueve días recorre París y Florencia a lo 'fláneur', reflexionando sobre el arte, el tiempo y la identidad y reconociendo sentirse un "apátrida" en este tiempo.
"A mi todas las fronteras y todas las banderas me aburren mucho, por lo que la idea de apátrida es perfecta para poder viajar: puedes ver el mundo sin el prejuicio de tu nacionalidad. A mi me han educado bastante bien y no creo en la superioridad de países y naciones, pero hay mucha gente que cuando sale fuera lo compara con lo de casa y cae en el horterismo", ha explicado en una entrevista con Europa Press el autor catalán.
Corominas comenzó este viaje a finales de 2014 --en las primeras páginas reconoce que ya había la 'asfixiante presencia de informaciones relativas al proceso catalán'--, si bien todavía no había estallado el conflicto de independencia. El autor ha reconocido que este viaje y el libro posterior recoge la idea de "libertad".
"Es una palabra muy complicada de usar bien. En este caso de los nacionalismos, la misma libertad es no tener fronteras y banderas porque te delimitan y te encierras en ti mismo, cuando el viaje es expandirte", ha señalado el autor, quien desconoce si es cierta la conocida frase de que 'el nacionalismo se cura viajando'. "No lo sé, debería ser así, pero es más lo que tu quieres hacer con el viaje", ha añadido.
En su caso, la libertad queda reflejada en un viaje solitario en el que se combinan arte y una mirada contemplativa a las costumbres de dos grandes ciudades europeas. "Son sitios que he visitado mucho y quería volver porque, cambian tan poco, que permiten a uno entender cómo has cambiado", ha explicado.
DESPUÉS DE 'CHARLIE HEBDO'
No obstante, uno de los cambios evidentes que sí ha podido percibir, en especial de aquí a hace tres años, es el tema de la seguridad, reforzada por los casos de terrorismo. "Dos meses después de cuando estuve en París pasan los atentados de 'Charlie Hebdo' y esa ciudad, que aún navegaba en una especia de calma, ya no la tiene", ha lamentado.
Una de las claves de este libro es el viaje en solitario, que Corominas considera incluso un "acto contracultural". "Es como ir al cine solo, la gente cree que no es politicamente correcto, pero si vas solo defiendes tu libertad y la posibilidad de ver lo que te dé la gana sin objetivos precisos y sin que nadie te imponga un punto de vista", ha aseverado.
EL MIEDO AL SILENCIO
Por otro lado, esa soledad permite "cultivar un tiempo lento", que el escritor considera indispensable para conocer realmente un lugar. "La gente va siempre muy deprisa y eso no te deja ni pensar ni reparar en lo que se ve. La clave de todo en la vida son los detalles y, en los paseos, más", ha defendido.
La soledad de esta manera se convierte en una manera de diferenciarse de los viajes actuales en los que "todos creen pensar distinto, pero al final casi todos cuelgan lo mismo en redes sociales, por ejemplo". "No creo en el miedo al silencio: de hecho, soy social porque me gusta pasar muchas horas solo", ha apuntado.
Preguntado sobre el futuro de esta 'vieja' Europa, Corominas se ha mostrado optimista. "Europa nunca será una gran potencia como hace un siglo, antes de la I Guerra Mundial, pero somos desde 1945 bastante afortunados porque se generó un estado de bienestar y ahora un marco unitario de cohesión, que no esta en crisis pero en el que se deben evitar errores tan bestias como la austeridad que lleva al populismo", ha concluido.