MADRID 14 Oct. (EUROPA PRESS) -
Las Pussy Riot enfurecieron al presidente Vladimir Putin y a la mayoritaria Iglesia ortodoxa rusa pero tuvieron éxito al poner de relieve los estrechos vínculos que unen a la Iglesia, el Estado y los tribunales en la Rusia de Putin, dijo la componente liberada de la banda punk el sábado.
""Logramos algo más que nuestro objetivo", destacó Yekaterina Samutsevich a Reuters en una entrevista.
Samutsevich, de 30 años, quedó en libertad después de más de seis meses en prisión cuando un tribunal de apelación suspendió su condena de dos años de cárcel el miércoles. Las otras dos componentes de la banda tendrán que cumplir la pena de cárcel y podrían ser trasladadas a una prisión en Siberia.
Las protestas provocaron acusaciones de blasfemia por parte de la Iglesia ortodoxa y críticas mordaces de Putin. El juicio ha hecho que los rusos hablen sobre el milenario entrelazamiento entre la Iglesia y el Estado y unos tribunales comprometidos políticamente.
"La gente que incluso no había pensado nunca sobre estas cosas empezó a hablar de ello, a leer y escuchar las opiniones de otras personas", dijo Samutsevich en una entrevista.
"El debate ha empezado en la sociedad, y eso es muy importante para nosotras", dijo.
MUCHA GENTE HA CAMBIADO SU OPINIÓN SOBRE EL RÉGIMEN DE PUTIN
Su actuación estaba encaminada a centrar la atención en los estrechos vínculos entre la Iglesia ortodoxa rusa y el Gobierno, que dice está dando a la iglesia un papel cada vez mayor sobre la sociedad en lo que la constitución dice que es un estado laico.
Antes de la "oración punk" en la catedral del Cristo Salvador de Moscú, el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa Kirill dio a Putin, entonces primer ministro, apoyo a su campaña para un tercer mandato presidencial, vinculando sus años en el poder a "un milagro de Dios".
El juicio "mostró cómo los tribunales están socavados a las autoridades, controlados en esencia por las opiniones de unas pocas personas en la cumbre del poder", dijo Samutsevich. "El mundo entero puede verlo. No es algo escondido, diga lo que diga Putin. Estoy segura de que mucha gente en Rusia ha cambiado su opinión sobre el régimen de Putin", dijo.
Sin embargo, la simpatía hacia el grupo en Rusia es limitada. Una encuesta de opinión realizada entre el 21 y el 24 de septiembre por el centro independiente Levada encontró que el 35 por ciento de los rusos cree que las condenas de dos años eran apropiadas, mientras que el 34 por ciento dijo que fueron poco severas y sólo el 14 por ciento dijo que fueron excesivas.
El Parlamento controlado por el Kremlin está considerando una legislación para endurecer el castigo por ofender los sentimientos religiosos, lo que los críticos del Kremlin consideran parte de una campaña contra la disidencia desde que Putin comenzó un nuevo mandato de seis años en mayo.
Putin apoyó las condenas, diciendo que el tribunal "fue correcto a la hora de tomar la decisión porque no se puede minar la moral y los valores para destrozar el país".
"SIN NINGÚN DESEO DE PARAR"
Samutsevich dijo que el juicio fue un calvario, ya que las tres mujeres fueron despertadas a las cinco de la mañana después de volver a sus celdas a la una de la madrugada la noche anterior. "Fue un estrés constante, estar constantemente bajo vigilancia, esposadas", dijo.
En el juicio, el abogado de Samutsevich subrayó que en realidad no había actuado en la canción de protesta cerca del altar de la catedral del Cristo salvador de Moscú en febrero porque había sido detenida y trasladada antes de que tuviera lugar.
Samutsevich subrayó que no había cambiado su declaración. Su puesta en libertad es condicional; debe informar a las autoridades mensualmente y podría ser encarcelada de nuevo si infringe la ley.
"No puedo decir que sienta euforia sobre mi libertad, lo primero porque tanto Nadya como Masha siguen en prisión", explicó.
Samutsevic se comprometió a luchar por su liberación y quiere continuar con la protesta. "El estado ha ideado nuevas formas para restringir la actividad pública. Ese es el problema, pero es una especie de deporte", dijo. "Las autoridades levantan barreras... pero nosotros pensaremos cómo superar esas dificultades. No tengo absolutamente ningún deseo de parar".