BARCELONA 29 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Gran Teatre del Liceu expone desde hoy hasta el 20 de enero 64 la bisutería de Swarovski que la soprano grecoamericana Maria Callas lució durante sus actuaciones de 1947 a 1961.
El comisario de 'María Callas y Swarovski, Joyas en Escena', Rinaldo Albanesi, explicó que al debutar, en 1947 con 'La Gioconda', admiró la calidad de las joyas y preguntó de quién eran. Le comentaron que eran de un joyero de Milán, Ennio Marino Marangoni.
"Entró en contacto con él y le preguntó si eran diamantes auténticos. Él le contestó: No; nada sobre el escenario es real. Y desde entonces únicamente quiso joyas Swarovski", explicó.
Albanesi señaló que la exposición da la oportunidad de "entrar en la personalidad" de la cantante a través de sus joyas, por lo mucho que significaban para ella.
La soprano se involucró de forma importante en la creación de las piezas, convencida de que realzaban a sus personajes operísticos, como 'Norma', 'La Sonnambula', 'La Traviata', 'Tosca' y 'Anna Bolena'.
La exposición exhibe las vueltas de perlas para 'I Puritani' y 'Lucia di Lammermoor', suntuosas coronas y tiaras, una corona de laurel dorado para su papel de 'Norma' y los lujosos collares rojos y blancos para 'La Traviata'.
Entre las piezas más espectaculares hay una gargantilla de gemas de cristal rojo sangre alargadas. En 'Anna Bolena', la Callas lució un corpiño renacentista ornamentado en tonos oscuros con cabochones. En 'Federo Benois', lució una corona rusa con piedras multicolores engastadas y un collar de cristales con una recargada cruz rusa grabada con el emblema de los Romanoff.
La cantante veía su bisutería para la escena como amuletos de la suerte y a menudo viajaba con una enorme maleta llena de piezas en el maletero de su coche. Su esposo, Giovanni Battista Meneghini, le regalaba una cada vez que incorporaba un papel a su repertorio.
Callas mezclaba joyas auténticas con bisutería, pero Luchino Visconti, que la dirigió en algunas de sus representaciones más destacadas, le convenció de que no mezclara, para mantener la autenticidad histórica.
La exposición ya ha sido vista por más de 4 millones de visitantes en algunos de los museos y óperas más importantes del mundo: el Atrio del Casino de Montecarlo, el Teatro Regio de Parma, la Ópera Estatal de Viena, la Galería de los Uffizi de Florencia, la Galerie am Mozart Platz de Salzburgo y la Royal Opera House de Convent Garden en Londres.
También se pudo ver en el Museo de Artes Decorativas de Praga, la Casa de la Cultura y el Teatro Colón de Buenos Aires, la Metropolitan Opera de Nueva York, el Mitsukoshi Nihonbashi y el Hakone Glass Forest Museum de Tokio.