MADRID, 4 Abr. (EUROPA PRESS) -
La vigente campeona olímpica de bádminton, Carolina Marín, ha reclamado que "es importante que se apoye a las mujeres" porque son las que están "tirando del carro" en el deporte español, al tiempo que ha explicado que llegará "a tope" a los Juegos de Tokyo 2020 y que la "meta" final de su carrera podría estar en París 2024 porque, a pesar de que solo tiene 24 años, ya nota que su físico empieza a "cascarse".
"La mujer dio un 'boom' en Londres 2012. Fue un momento muy importante, a partir de ahí se ha visto mucho más a la mujer en los medios y para Río 2016 se ha dicho muchas veces que no hubiera sido lo mismo porque conseguimos muchas más medallas que los hombres. Es importante que se apoye a las mujeres porque a día de hoy estamos tirando del carro", solicitó Marín en los Desayunos Deportivos de Europa Press, patrocinados por Liberbank, Loterías y Apuestas del Estado (LAE) y Repsol.
En cuanto a sus objetivos personales, apuntó que para los próximos Juegos de 2020 estará "a tope" y que su "meta estaría en 2024". "Soy una jugadora muy física y este deporte exige mucho físico. Veremos en que condiciones estaré, tengo 24 años y mis músculos ya empiezan a cascarse. No sé que haré cuando me retiré, pero tengo claro que quiero seguir ayudando a los que vienen detrás para que consigan lo que yo he conseguido", analizó.
Antes de que lleguen todos esas citas, su objetivo más inmediato es el Campeonato de Europa que se celebrará este mismo mes en su ciudad natal, Huelva, y que afronta con "muchísimas ganas" de brindar un título a sus paisanos.
"Hay muchas expectativas sobre mí, cómo no voy a ganar estando en el Palacio de Deportes que tiene mi nombre. Lo más importante para mí del 24 al 29 de abril será disfrutar de cada minuto en casa y con mi gente, y que España pueda ver bádminton en directo por primera vez. El objetivo de la medalla de oro llegará ese domingo", garantizó.
Mirando atrás, Marín aseguró que "perder la final olímpica de Río hubiera sido un fracaso". "Los dos últimos meses antes de Río fueron muy intensos y de hecho después de los Juegos estuve cinco meses lesionada del sacro. Solo quería el oro y no lograrlo era un fracaso", repitió sobre el logro más importante de su carrera.
"MI MADRE ME LLAMABA 'LA MCENROE' Y CON RAZÓN"
Repasando el resto de su carrera, la doble campeona mundial y triple campeona de Europa valoró que "ha sido un camino no de rosas, porque siempre hay obstáculos y malos momentos". "Un camino complicado pero bonito", resumió, añadiendo que "siempre" ha sido "muy competitiva" en cualquier actividad.
"Hasta jugando al parchís con mi abuela. Mi madre me llamaba 'la McEnroe' y con razón. Cuando perdía un partido me iba a llorar sola porque tenía un mosqueo del quince y rompía raquetas de la mala hostia que me entraba. Cuando maduras entiendes que eso no lo puedes hacer, o que sí lo puedes hacer, pero a escondidas. Esa competitividad la sigo llevando a día de hoy y es lo que me ha llevado a conseguir lo que he conseguido", reflexionó.
Rememorando su primera incursión con el bádminton cuando tan solo era una niña, la onubense dijo que lo que más le "gustó desde el primer momento fue el volante, con 16 plumas que solo podían ser de ala izquierda del ganso". "Tuve que dejar el flamenco y a los 12 años me decidí por seguir con el bádminton. Mi entrenador Fernando Rivas me vio en un campeonato sub-15 en Menorca y allí fue donde todo cambió", relató.
Casi una década después de aquel 'descubrimiento' por parte de su técnico que le llevó hasta Madrid, Marín se siente "una chica privilegiada". "En Asia siempre he sido muy reconocida, en mi país puedo decir lo mismo y me siento muy orgullosa de ello. No me importa que no sepan mi nombre, solo con que digan por la calle 'ahí va la chica del bádminton' ya quiere decir que todo el mundo conoce mi deporte", finalizó.