EDIZIONES, 14 oct.
"Si alguien tiene algo que decir, que hable ahora o calle para siempre". ¿Puede haber acaso una frase más de película romántica que esta y que más tensión ponga a la escena? Después de pronunciarla, todas las miradas se irían al miembro de la familia que todos saben que se opone al enlace, al "ex" que aparece de repente o a algún despistado que levantó la mano para ajustarse bien el chaqué.
En la boda de Marília Pieroni y Matheus Martins, una joven pareja de Sao Paulo, Brasil, todas las miradas, incluidas las suyas, se fueron a un perro callejero que irrumpió en la carpa donde se estaba celebrando la ceremonia.
Fuera llovía a mares y el animal no encontró lugar mejor para resguardarse de las inclemencias del tiempo que en aquella carpa. Su entrada coincidió cuando el coro nupcial se arrancó a cantar y todo el mundo hizo lo posible por sacarlo de escena. No fue hasta que la pareja comenzó a leer los votos, cuando aquel perrito volvió a aparecer e hizo algo que nadie se atrevió a interrumpir: Se tumbó a descansar en el velo de la novia.
"Fue una sorpresa muy agradable para mi, porque me encantan los animales", contó Marília a The Dodo.
La pareja dejó que el perro se quedara hasta el final, pero cuando quisieron ir a buscarlo se encontraron con que ya se había ido. Tanto Matheus como Marília decidieron aquella noche que querían que aquel perro formase parte de sus vidas para siempre así que al día siguiente se recorrieron los alrededores para buscarlo.
La búsqueda tardo varios días, pero finalmente encontraron su paradero. "Llegó a casa y lo bañé", dijo Marília. "Jugó mucho, comió, bebió agua y durmió muy bien la primera noche".
Y así fue como Marília, Matheus y Scoop -que así llamaron al perro- fueron felices y comieron perdices (seguro que para siempre).
Fotos: Facebook