EDIZIONES, 07 oct.
En este capítulo sobre 'La ciencia mola' hablaremos del Polietilgenglicol, un asombroso líquido que se derrama solo. Pero para llegar a entenderlo primero hablemos del agua.
Si pensamos en el agua, pocos misterios, en cuanto a su comportamiento nos pueden sorprender. Todos sabemos cómo se comporta el agua, en su estado líquido, cuando la vertemos de una jarra a un vaso, ¿verdad? Para llenar el vaso es necesario ir inclinando la jarra cada vez más en función del agua que quede en la jarra, y cuando queremos parar basta con dejar de inclinarla. Sin embargo, cuando viertes una jarra de polietilenglicol aunque dejes de inclinarla el líquido se va a seguir derramando.
Esto es debido a una cuestión de moléculas y peso molecular. El peso molecular del polietilenglicol es de un millón comparado con los 18 que tiene el agua. En el caso de esta última, las moléculas del agua (H2O) son demasiado pequeñas para que, al verter agua y dejar de inclinar la jarra, el agua sea capaz de atraer y empujar al vacío a las otras que quedan en la orilla de la jarra como sí sucede con el polietilenglicol.
En el caso de este curioso líquido, el peso molecular es bastante más denso, lo que significa que -aunque no se vean- esté compuesto por largas cadenas de moléculas unidas haciendo que el líquido se derrame solo, aún con poca inclinación.
Tal que así:
¿Mola o no mola?