DESCONECTA, 23 Mar.
Una bala de heno, un vaso vacío o una simple escalera de madera son parte fundamental de las piezas que, con una alta probabilidad, podemos encontrar en los museos de arte contemporáneo de muchas partes del mundo. Saber apreciar el arte que en ellas existe y ponerle un precio es algo tan subjetivo y sorprendente que sirvió de inspiración al equipo de bromistas holandeses de 'LifeHunters' para un experimento de lo más curioso.
El Museo de Arte Moderno de Arnhem, en los Países Bajos, albergó durante unas horas un cuadro de IKEA, valorado en 10 dólares, como parte de una exhibición ficticia que tenía detrás a todo un equipo especialista en bromas. Boris, un miembro de Life Hunters, se encargó de venderlo a los entendidos de arte como una pieza surrealista que formaba parte del trabajo de un tal Ike Andrews con el fin de que fueran ellos los que lo valoraran.
Te puede interesar: Sirven comida del McDonald's en una feria gourmet y nadie se da cuenta
Ninguno de los interrogados sospechó ni del falso nombre, ni del arte y la "emoción que puso el artista" para crearlo. De hecho, su valoración se la tomaron muy en serio, llegando alguno a afirmar que pagaría entre 2,5 y 2,6 millones de dólares por el cuadro.
- "Perfectamente se puede apreciar que hace referencia a una forma de simbolismo"
- "Es una representación del caos de su mente"
- "No compras esto en una tienda barata"
- "Si pudiera comprar esto por 2,5 millones de dólares, lo haría"
En ocasiones, la delgada línea entre lo que se considera arte o no depende de los ojos con que uno lo mire. ¡No te pierdas el resto de las reacciones y el experimento!
Cargando el vídeo....