BRUSELAS 31 Ago. (EUROPA PRESS) -
A partir de mañana, los productores europeos no podrán distribuir a comercios y grandes almacenes bombillas incandescentes de más de 100 vatios, en lo que es el primer paso de la Unión Europea hacia la retirada total de las bombillas tradicionales en 2012, cuando Bruselas prevé que este cambio permita un ahorro energético anual de 40 teravatios/hora (TWh), equivalente al consumo de 11 millones de hogares.
La medida que entra en vigor este martes no impedirá que los consumidores puedan seguir comprando este tipo de bombillas, ya que los comercios podrán venderlas hasta agotar las existencias que hayan sido almacenadas hasta el 31 de agosto.
Así, las tiendas podrán "agotar sus stocks", lo que "llevará meses", admitió un experto de la Comisión Europea, que consideró que la aplicación este reglamento es "técnicamente muy fácil" y recordó que "es competencia de los Estados miembros controlar" su puesta en marcha.
Para cumplir el plan europeo para sustituir las bombillas tradicionales por otras más eficientes, al fin de las bombillas de 100W le seguirá la retirada de las de 75W en septiembre de 2010; las de 60W en septiembre de 2011; y las de hasta 40W en el mismo mes de 2012.
Las bombillas fluorescentes compactas de larga duración y las incandescentes "mejoradas", que permiten un ahorro de hasta un 80%, las primeras, y un 45%, las segundas, son las alternativas a los productos tradicionales.
La tecnología LED (diodos luminiscentes) es otra posibilidad para reemplazar las viejas bombillas, si bien se trata de una tecnología "emergente" que aún no ofrece la misma calidad en términos de luminosidad, explicó el experto de la Comisión.
El Ejecutivo comunitario estima que las nuevas bombillas permitirán en 2020 un ahorro de 5.000 millones de euros cada año y que cada hogar de la UE ahorrará entre 25 y 50 euros en su factura de la luz.
El precio de las bombillas de bajo consumo oscila entre 1,5 y 10 euros, frente a los 60 céntimos que cuesta de media una tradicional. Pero Bruselas insiste en el ahorro que suponen las nuevas, puesto que su vida útil es mucho mayor y consumen menos, y también confía en que su precio se reduzca con el aumento de la demanda.
La luz ultravioleta de las nuevas bombillas o el mercurio que llevan en su interior (5 miligramos) "no suponen un riesgo para la salud" de las personas, según recalcó la Comisión. De cualquier modo, recordó que estos productos no se podrán tirar a la basura, sino que serán los comercios los que deberán recolectarlos para su reciclaje.