MADRID, 3 Dic. (EUROPA PRESS) -
Los fabricantes de automóviles instalados en España han dejado de transportar 600.000 vehículos mediante el ferrocarril desde 1998, lo que equivale a un descenso del 22%, ya que este servicio no responde a sus necesidades tanto por los elevados costes como por la baja flexibilidad.
Así lo aseguró hoy el presidente de la comisión de logística de Anfac y consejero delegado de Ford España, José Manuel Machado, en rueda de prensa para presentar dos informes que valoran la logística portuaria y ferroviaria desde el punto de vista de los fabricantes.
Machado incidió en que la logística es el capítulo de costes más elevado para las marcas que fabrican coches en España y viene a representar entre el 7% y el 9% del coste total de cada vehículo. En este sentido, indicó que con una mejor gestión de las infraestructuras podrían reducirse estos gastos en dos puntos porcentuales.
"El ferrocarril suspende, necesita mejorar, y los puertos progresan adecuadamente", sentenció el responsable de Anfac, quien calculó que en España se mueven anualmente en torno a 3,5 millones de vehículos, entre importaciones y exportaciones. La carretera copa el 47,3% de estos trayectos, frente al 38,9% de los medios marítimos y el 13,8% del ferrocarril.
Así, arremetió contra la baja competitividad que aporta el transporte ferroviario. "Existe mucho margen de mejora", expuso el directivo, quien apuntó que en el informe de Anfac los operadores analizados apenas llegan a un nivel satisfactorio.
Entre las propuestas para mejorar en el ámbito del ferrocarril, Anfac propone optimizar la relación entre calidad y precio, renovar el material rodante y facilitar el seguimiento de las mercancías en los trenes, así como adaptar las infraestructuras para la circulación de trenes de más de 450 metros.
Por lo que respecta a los puertos, el informe de Anfac otorga la mejor calificación al de Santander, mientras que las últimas posiciones corresponden a Barcelona, Málaga y Vigo. Entre las principales deficiencias, destaca la falta de infraestructuras para accesos ferroviarios, los problemas de manipulación de los vehículos, los horarios poco flexibles y las tarifas excesivas.