BERLÍN, 19 May. (EUROPA PRESS) -
La canciller alemana, Angela Merkel, ha advertido de que el euro "está en peligro" y que este desafío, el mayor al que se ha enfrentado Europa en décadas, supone una amenaza de consecuencias "incalculables" si los estados no están a la altura de la situación, puesto que "si cae el euro, Europa cae".
En su intervención ante el Bundestag para defender la contribución de Alemania al plan de rescate europeo de 750.000 millones de euros pactado con el objetivo de estabilizar el euro, la canciller alemana subrayó que todos los miembros de la UE deben acelerar su consolidación fiscal, algo que España y Portugal ya han anunciado.
"Es un desafío existencial y tenemos que estar a la altura. El euro está en peligro, y si no lo evitamos las consecuencias para Europa serán incalculables. Si el euro cae, Europa cae", advirtió Merkel, horas después de que la Autoridad Federal de Supervisión Financiera de Alemania ordenara la suspensión temporal de las operaciones especulativas a la baja sobre títulos de deuda pública y de las acciones de las principales entidades financieras alemanas.
En este sentido, la canciller germana afirmó que Alemania mantendrá en vigor estas medidas hasta que Europa cuente con sus propias reglas a nivel general y reiteró su petición de imponer una tasa a nivel internacional a las entidades financieras que contribuya a saldar el coste del rescate del sector bancario.
La cámara baja del Parlamento alemán votará previsiblemente el próximo 21 de mayo sobre la contribución de unos 147.600 millones de euros de Alemania al plan de rescate europeo, dotado con hasta 750.000 millones de euros.
Por otro lado, el diario alemán 'Handelsblatt' informa de que el Gobierno de Angela Merkel ha elaborado un plan de nueve puntos para evitar futuras crisis presupuestarias en la zona euro y fijar el marco legal que facilite la quiebra ordenada de los estados.
Entre otras medidas destacadas aparece la obligación de que los países miembros de la zona euro sometan sus programas de estabilidad a la supervisión del Banco Central Europeo (BCE), así como el establecimiento de sanciones más duras para aquellos que no cumplan los compromisos del déficit público, incluyendo la pérdida "por lo menos durante un año" de los derechos de voto en el Consejo Europeo.