MADRID, 29 Ene. (EUROPA PRESS) -
La asociación de trabajadores de Sintel presentó hoy ante la
Audiencia Nacional una ampliación de la querella criminal por estafa
presentada en julio de 2001 por la Fiscalía Anticorrupción contra los
responsables de Telefónica, que afecta a todos los miembros del
consejo de administración de la operadora en 1998.
De esta forma, la querella se amplía al entonces presidente de la
compañía, Juan Villalonga, al vicepresidente ejecutivo, Javier
Revuelta, a los vicepresidentes, José María Concejo, Isidro Fainé y
Francisco Roldán, así como a los quince vocales, entre los que se
encuentran César Alierta y Alberto Cortina.
Los trabajadores consideran que los hechos descritos en la querella,
que también se dirige contra Telefónica como responsable civil
subsidiaria, pueden suponer un delito de extorsión, castigado con la
pena de uno a cinco años de prisión. En la querella, que se basa en
nuevos datos recabados en estos últimos meses que, según los
trabajadores, involucran tanto a los actuales como a los antiguos
máximos responsables de la operadora, se sostiene que con la venta de
Sintel a Mastec Internacional, Telefónica "experimentó una pérdida
patrimonial de aproximadamente 1.200 millones de pesetas" (7,21
millones de euros).
Los trabajadores señalan que el valor patrimonial de Sintel en el
momento de su venta, el 30 de abril de 1996, era de 6.250 millones de
pesetas (37,56 millones de euros), pero que el precio acordado en la
operación fue de 4.900 millones de pesetas (29,45 millones de euros).
Además, señalan que en marzo de 1998 Mastec había "impagado la parte
vencida del precio aplazado" y que existía el riesgo de que "tampoco
atendiera el pago del resto".
Ante esta situación, según la querella, Telefónica exigió el pago de
lo adeudado e indicó que, en caso de no cumplirse el compromiso,
procedería a compensar estos importes con las cantidades que Mastec o
empresas de su grupo, entre ellas Sintel, tuvieran "pendientes de
cobro como consecuencia de obras o trabajos realizados".
Así, los trabajadores sostienen que la situación de Sintel se hizo
"insostenible", ya que Telefónica era su principal deudor, tanto en
1997 como 1998, con más de 19.500 millones de pesetas (117,20
millones de euros). Asimismo, indican que el enfrentamiento con
Telefónica, a la que acusan de demorar los pagos y no concertar
nuevos contratos de ejecución de obra, llevó a la "radical
paralización de la compañía".
Estos factores, según indican, constituyeron un "elemento
intimidatorio" que forzó a Sintel a aceptar la proposición de
Telefónica de avalar la obligación de pago de Mastec, con lo que "al
menos, difería en el tiempo el agravamiento de su situación
financiera".
Finalmente, Telefónica cobró de Sintel lo que Mastec le debía, lo que
según se contempla en la querella "fue causa relevante de la
suspensión de pagos de Sintel", que precedió a su declaración de
quiebra.
Los trabajadores consideran que el afianzamiento conseguido por
Telefónica de Sintel fue fruto de la "intimidación", que incluyó
"múltiples llamadas y presiones en entrevistas personales", por lo
que consideran que se trata de un caso de extorsión. QUERELLA DE LA
FISCALIA ANTICORRUPCION. El pasado 27 de julio de 2001, el juez de la
Audiencia Nacional Baltasar Garzón admitió a trámite la querella
presentada por la Fiscalía Anticorrupción contra los presuntos
responsables de la descapitalización de Sintel, de la que se hacía
responsables a los dos hijos del empresario cubano-estadounidense
Jorge Mas Canosa, Jorge Mas Santos y Juan Carlos Más Santos.
El auto del juez imputaba también a Juan Antonio Casanova, Ricardo
Campos, Juan Miguel Antoñanzas y a Pedro Novela Berlín, quienes
fueron consejeros delegados de Sintel entre 1997 y 2000.
Además, citaba a declarar como testigos al ex presidente de
Telefónica, Juan Villalonga, al presidente actual, César Alierta, a
los ex administradores de Sintel Carlos Gila y Vicente Carretero, y
al secretario de Estado de Política Científica y Tecnológica, Ramón
Marimón.
Según el auto dictado entonces por el juez, Sintel tenía una
"significativa" actividad en el sector de las telecomunicaciones
hasta que en abril de 1996 fue vendida por Telefónica a la sociedad
Mastec Internacional, propiedad de Jorge Mas Canosa, por 29,45
millones de euros (4.900 millones de pesetas).
En función de los hechos que narra la querella, Mastec incumplió el
pago de la compra a Telefónica, hecho que originó la
"descapitalización" de Sintel, que desembocó una suspensión de pagos
y la movilización justo hace ahora un año de sus trabajadores, que
permanecieron acampados 187 días en el Paseo de la Castella de Madrid
en señal de protesta.
Por otra parte, el presidente del Comité Intercentros de Sintel,
Adolfo Jiménez, tras presentar la ampliación de la querella, advirtió
hoy al Ejecutivo que de no cumplir con los pactos firmados en agosto
con los trabajadores de esta empresa se verán obligados a convocar
nuevas movilizaciones.
Jiménez aseguró que a día de hoy el Gobierno sólo ha cumplido la
parte de los acuerdos relativa a la prejubilación de empleados de la
empresa y que alcanza a más de 400 personas. Sin embargo, aún no se
ha previsto llevar a cabo ninguna medida para reimpulsar Sintel.
En este sentido, Jiménez destacó que el Gobierno mantiene en suspenso
el estudio sobre la oferta realizada por la compañía rusa Televik, un
proyecto "cierto y real" y que, según explicó, cuenta con con un
programa ratificado y revisado ya por los empleados, que supondría la
puesta en marcha de Sintel.
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(EUROPA PRESS)
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