MADRID, 3 Jul. (OTR/PRESS) -
La situación económica monopolizó ayer la sesión en el Congreso de los Diputados, donde el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero compareció para explicar la situación actual y las medidas que adoptará su Gabinete.
En este sentido, el líder del Ejecutivo prevé un "crecimiento debilitado", pero descartó que vaya a registrarse un "estancamiento duradero y menos aún recesión". Por su parte, el presidente del PP, Mariano Rajoy, insistió en que "esto es una crisis económica" y criticó las ideas "muy rancias" adoptadas por el Gobierno central, que sólo han echado "más leña al fuego".
"Estamos ante un claro y rápido empeoramiento de la situación económica". Con estas palabras, Zapatero se refirió a la merma del crecimiento de la economía española, que ha pasado de subir un 3,5% en el último trimestre al actual 2%, y auguró que el segundo trimestre registrará tasas "más débiles". También reconoció el presidente el "alto coste" de la situación económica para el empleo, principalmente en el sector de la construcción. En cualquier caso, según el jefe del Ejecutivo, los datos y la desaparición del superávit no deben acarrear "dramatismo", ya que "hemos ahorrado cuando debíamos y ahora tenemos margen para afrontar las dificultades". "La economía está atravesando un periodo de serias dificultades, pero nunca antes lo había afrontado en mejoras condiciones de partida", afirmó, dirigiéndose a parlamentarios y ciudadanos.
A su juicio, el Gobierno enfrenta el "crecimiento debilitado", que no "estancamiento duradero y menos aún recesión", con "plena confianza" en las posibilidades de la economía nacional, porque España ha sabido crecer cuando "el viento soplaba a favor". Como fortalezas, Zapatero aludió al crecimiento de la población, los más de 20 millones de trabajadores, su nivel de cualificación, el proceso inversor del tejido empresarial o el saneamiento de las cuentas públicas. En este sentido, repasó los avances de la pasada legislatura y las medidas adoptadas en la recién iniciada, que engloba un plan de 47 iniciativas que movilizarán 65.000 millones de euros en los próximos dos años.
Durante su turno de réplica, Zapatero se mostró dispuesto a incorporar "todo lo que sean ideas útiles, serias", que se "puedan aplicar de manera coherente salvaguardando el rigor de las cuentas públicas". No obstante, le pidió a la oposición, y particularmente al PP, que no exagere con los datos, defendiendo la deducción de 400 euros en el IRPF y la valía del Gobierno para enfrentar la crisis. "Tan malo es no reconocer las dificultades serias que hoy tenemos como decir que todos los problemas tienen su origen exclusivo en España, cuando todo el mundo sabe que no es así", en referencia a aspectos como la subida del petróleo.
En este punto, repasó las sugerencias de otros grupos parlamentarios para recordar a CiU que no se puede incrementar la deuda pública para favorecer el crédito, porque "intervenir en el mercado financiero no resulta lo más adecuado". En cambio, explicó, el Gobierno apuesta por apoyar a las pymes y las viviendas de Protección Oficial. El presidente no respondió a las demandas del PNV y respecto a IU, que acusó al Ejecutivo de falta de rigor, Zapatero ironizó sobre la pérdida de votos de la coalición y defendió un gobierno de izquierdas frente a los decretazos, la congelación del SMI, la baja ayuda al desarrollo y la escasa inversión en I+D.
CRÍTICAS FRONTALES
Por su parte, Rajoy utilizó sus turnos para recordar al Gobierno que cuenta con todo el apoyo de su partido para que los españoles no "paguen el pato" y ofreció las medidas planteadas por su grupo en el Congreso para utilizarlas. "Hemos demostrado que cuando hay crisis sabemos gobernar", recordó, criticando en cambio las ideas "muy rancias" propuestas por el Ejecutivo y que únicamente han echado "más leña al fuego".
En concreto, el líder popular ironizó con el "vigoroso plan de choque" para combatir algo cuya "existencia no reconoce" y que contiene medidas como el "bálsamo de Fiarabrás" de los 440 euros. "Tenemos un crecimiento estancado, inferior al de la mayoría de los socios europeos, somos el país en el que más rápido crece el paro, la inflación está literalmente descontrolada y las dificultades de financiación atenazan a nuestros hogares", repasó Rajoy, para quien "esto es una crisis económica, aunque aquí la llamaremos como usted diga". No en vano, el presidente del PP utilizó este término en su primer turno una quincena de ocasiones, frente a ninguna de Zapatero.
Rajoy recalcó la vulnerabilidad de la economía española por el elevado déficit exterior, la dependencia energética y el peso del sector inmobiliario y reprochó al jefe del Ejecutivo "no haber dado ni una" en sus estimaciones sobre la situación económica. Por ello, durante su segundo turno, el líder de los populares reclamó a Zapatero que "sea más humilde" y hable del presente y el futuro en un momento en que "muchísimas familias" lo pasan mal".
"Usted se siente obligado a recuperar la confianza y tiene motivos", afirmó Rajoy, a quien el jefe del Ejecutivo respondió que "más antisocial" que el actual desempleo es recortar los derechos sociales, en referencia al Gobierno de José María Aznar, si bien reconoció el "esfuerzo considerable" que supone para las arcas públicas mantener el nivel de prestación a los parados. Asimismo, expresó su desacuerdo con la propuesta del PP de reducir un 2% el gasto público e incentivar, al mismo tiempo, las conexiones ferroviarias de alta velocidad. Esta conjunción supondría congelar el sueldo de los empleados públicos durante cuatro años, según Zapatero.
Pero Zapatero se mostró abierto a "escuchar" otras propuestas, que también llegaron de otras formaciones porque, como señaló el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, el Gobierno necesita el "apoyo de todos". "Creemos que podemos salir reforzados de la actual crisis, siempre que seamos capaces de reconocer los errores cometidos y de aplicar las propuestas correctivas para salir adelante", sentenció. Por su parte, el portavoz económico del PNV, Pedro Azpiazu, criticó que al presidente no le preocupen las transferencias pendientes del Estatuto de Guernika, mientras que el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, pidió al Ejecutivo un "baño de realismo" más allá de la "retórica social" de los 400 euros. Además, mostró su desconfianza por la directiva de servicios de la UE que pretender recortar los derechos de los trabajadores.