MADRID, 21 Mar. (EUROPA PRESS) -
Alrededor de 2.100 millones de personas (tres de cada 10) carecen de acceso a agua potable y disponible en el hogar en todo el mundo y 4.500 millones de personas (6 de cada 10) no disponen de un saneamiento seguro, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF.
Este 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua, que Naciones Unidas celebra con el lema 'La respuesta está en la naturaleza' con el fin de concienciar a la población de la importancia de cuidar la naturaleza y aprovechar adecuadamente los recursos.
De los 2.100 millones de personas que no disponen de agua gestionada de forma segura, 844 millones no tienen ni siquiera un servicio básico de agua potable. Esto incluye a 159 millones que todavía beben agua no tratada procedente de fuentes de agua de superficie, como arroyos o lagos; y a 263 millones de personas que tienen que emplear más de 30 minutos por viaje para recoger agua de fuentes que se encuentran lejos de su hogar, lo que implica que muchos menores no puedan ir a la escuela.
El hecho de desplazarse varios kilómetros para conseguir agua potable supone cargas adicionales para las mujeres y niñas de muchos países, que sufren acoso e incluso violaciones en el camino o cuando hacen sus necesidades al aire libre, como alerta la Fundación Aquae.
En el mundo, más de 2.000 millones de personas viven actualmente en países con demasiado estrés por déficit hídrico, una cifra que se incrementará sensiblemente en las próximas décadas en paralelo a las previsiones de incremento demográfico mundial ya que en 2050, la población del planeta puede situarse en 9.700 millones de personas frente a los 7.500 millones actuales. Según la OCDE, cerca del 40% de la población vivirá en zonas de estrés hídrico severo.
Por ello, Naciones Unidas llama la atención sobre el impacto de los problemas medioambientales y el cambio climático en las crisis asociadas a los recursos hídricos: inundaciones, sequías y la contaminación del agua se agravan con la degradación de la cubierta vegetal, los suelos, los ríos y los lagos.
Por su parte, Oxfam Intermón alerta del impacto que los conflictos tienen en el acceso al agua en el mundo y advierte de que las víctimas de conflictos se ven más expuestas a diarreas o enfermedades como el cólera o a que tengan que arriesgarse a ir a buscar agua a mayor distancia ante la pérdida de sus fuentes originales de abastecimiento.
Unos 484 millones de personas viven en estados frágiles o en conflicto, de los que 183 millones carecen de servicios básicos de agua, según la ONU. En estos países, los niños tienen cuatro veces menos probabilidades de utilizar servicios básicos de agua y dos veces menos de utilizar servicios de saneamiento que los menores de otros países. Desde 2010, ha recordado Oxfam, Naciones Unidas reconoce explícitamente el derecho humano al agua, un acceso que debe ser suficiente, saludable, aceptable, asequible, universal y físicamente accesible.
"Los ataques contra infraestructuras en Siria, la contaminación de pozos con cadáveres en República Centroafricana, los asaltos a mujeres y niñas que se desplazan en busca de agua en el lago Chad... Se trata de acciones que castigan a la población civil y ante las que la comunidad internacional debe mostrarse implacable", ha defendido el director general de Oxfam Intermón, José María Vera, recordando que "hasta la guerra tiene sus reglas".
Desde Acción contra el Hambre (ACH), su responsable de agua y saneamiento, Pablo Alcalde, ha coincidido en denunciar que en los últimos años la duración media de los conflictos, cada vez más protagonizados por grupos armados, es mayor y las infraestructuras de agua y saneamiento "se convierten directamente en objetivo militar como forma de ganancia bélica".
Con ello, se contraviene el Derecho Internacional Humanitario que prohíbe expresamente "atacar, destruir, sustraer o inutilizar las instalaciones y reservas de agua potable o las obras de riego", claramente estipulado en el I Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra de 1977.
SIRIA Y YEMEN, DOS BUENOS EJEMPLOS
Siria es uno de los países inmersos en una guerra civil. Aquí, según ACH, menos de la mitad de las infraestructuras de agua y saneamiento funcionan y hasta el 35 por ciento de la población depende de fuentes de agua inseguras para satisfacer sus necesidades diarias de suministro de agua.
La ONG, una de las pocas con presencia dentro de Siria, ha tenido que adoptar nuevas respuestas ante la destrucción reiterada de las infraestructuras de agua que rehabilitaba desde 2011, como "la construcción de soluciones de almacenamiento doméstico o la distribución en camiones cisterna", ha explicado Alcalde. "Para ello tenemos que trabajar anticipando distintos escenarios que nos permiten adaptar la respuesta a los distintos niveles de destrucción", ha añadido.
Yemen es otro ejemplo claro de cómo el conflicto exacerba la falta de acceso al agua, según Oxfam Intermón. Antes de la guerra de la que se cumplen ahora tres años, ya era uno de los países con mayor escasez del mundo y en la actualidad 16 millones de personas, de una población de 29 millones, necesitan agua potable y saneamiento.
El conflicto en Yemen ha destruido la mayoría de las infraestructuras, por lo que en muchas zonas no hay acceso a agua potable, lo que ha provocado que las condiciones higiénicas y sanitarias sean paupérrimas. Además, el sistema de salud también se ha visto seriamente golpeado, lo que explica la grave epidemia de cólera registrada en el último año y que dejó miles de muertos.
Oxfam Intermón trabaja en Yemen suministrando agua potable y saneamiento a más de 1,5 millones de yemeníes, incluso en áreas difíciles del país, proporcionando agua a través de camiones cisterna, reparando sistemas de agua, entregando filtros y bidones, construyendo letrinas y organizando campañas de limpieza, además de atender a más de 430.000 personas en respuesta al brote de cólera.
El problema de la falta de agua también es "especialmente acuciante en Oriente Próximo", ha subrayado Alcalde, "una región azotada por sequías cada vez más recurrentes y en donde la carga de refugiados generada por las guerras de Siria, Yemen o Irak están generando movimientos masivos de población que confirman una presión adicional sobre los servicios de agua y saneamiento".
EL AGUA COMO FUENTE DE CONFLICTO
Desde Acción contra el Hambre también han llamado la atención, con motivo del Día Mundial del Agua, de que el cambio climático y la existencia de sequías cada vez más intensas y podrían exacerbar las disputas por el agua. Según Naciones Unidas, existen en el mundo 270 cuencas transfronterizas que sirven agua al 40 por ciento de la población mundial.
En España, desde Fundación Aquae denuncian que, mientras que en España se consume una media de 132 litros diarios por habitante, más de 3,4 millones de personas mueren cada año por enfermedades relacionadas con el agua. En la misma línea, World Vision apuesta por resolver la actual crisis global de agua en una generación y enfatiza que el acceso al agua potable es un derecho fundamental. Sin embargo, denuncia, cada día mueren casi 1.000 niños menores de cinco años como consecuencia de enfermedades causadas por la falta de agua potable.
Desde el Panel de Alto Nivel sobre el Agua (HLPW, por sus siglas en inglés) insisten en la necesidad de aumentar la inversión en infraestructura hídrica para alcanzar el ODS 6 y administrar adecuadamente el financiamiento del agua. El panel alerta de que, si no se mejora la gestión de los recursos hídricos, se podrían reducir las tasas de crecimiento nacional en un 6% del PIB para el año 2050.