EUROPA PRESS
MADRID, 5 Ene. (EUROPA PRESS) -
Mohamed Alamin Zarouali, un ciudadano marroquí de El Aaiun (en la región del Sahara) lleva desde el pasado 16 de diciembre, un total de 22 días, en huelga de hambre y acampado en una chabola frente a la Embajada de Marruecos en Madrid, en la calle Serrano, para reivindicar "derechos sociales y económicos".
"No me voy a mover de aquí hasta coger mis derechos o morir. Voy a seguir la huelga hasta la última gota de sangre", asegura el activista a Europa Press. Mohamed explica que únicamente toma agua con azúcar y que los vecinos de la zona le han ayudado y le han traído mantas para pasar el frío.
Además, algunos ratos durante el día sale a caminar para no pasar todo el tiempo agazapado en la tienda, hecha a base de palés de construcción, cartones y plásticos. "Si no, me duelen las rodillas", indica.
Sus reivindicaciones, según asegura, "no son políticas" porque "él no se mete en cuestiones políticas". Más bien, protesta para que se cumpla el compromiso de Marruecos (en el acuerdo de Madrid, en 1975) de que los habitantes del Sahara "tengan trabajo y derechos sociales".
"Llevamos muchos años en El Aaiun pidiendo y pidiendo y nadie hace caso. Es un territorio muy rico, porque tiene pesca, tiene minas, tiene Fos Bucraa (una empresa de explotación de fosfatos) pero lo saharauis no tienen trabajo, están muertos de hambre. El Rey dice algunas palabras, pero para el Gobierno, los presidentes y los ministerios sus palabras no valen, yo no sé por qué", denuncia.
RECLAMA UN RECONOCIMIENTO POR ESCRITO
Mohamed asegura que desde la embajada marroquí, "le han pedido que se vaya" y le han prometido que, una vez regrese a El Aaiun, le llamarán y le enviarán un fax para atender a sus demandas, pero él subraya que "no se moverá de su chabola" hasta que no obtenga "por escrito y con el sello de la embajada" un compromiso por parte del Gobierno de Marruecos de que los saharahuis podrán trabajar y acceder a sus derechos.
"Yo le digo al embajador que me dé algo por escrito y sellado, porque solamente por las palabras... Ya llevo 12 años con palabras del ministerio y del Gobierno, pero él me dice que no va a firmar ni a dejar nada escrito porque eso hay que hacerlo allá", explica.
Sin embargo, incide en que no se moverá y que "morirá" de hambre o se irá con sus derechos, pero que en Marruecos no va a volver a reclamar porque "lleva haciéndolo mucho tiempo y nadie le escucha".
En cambio, cree que acampado delante de la Embajada de Marruecos, "todo el mundo le ve" y para la delegación marroquí "es muy fea" la situación, por lo que considera que tiene más posibilidades de lograr sus demandas.
Aún así, ha hecho un llamamiento a las asociaciones y organizaciones españolas a que le apoyen en sus reivindicaciones y ha insistido en que no reclama cuestiones políticas, como las relacionadas con la soberanía del Sahara, sino solamente "sus derechos sociales y económicos". "Son mis derechos, es algo normal", subraya.