La consultora Leialta, especializada en la integración de personas con discapacidad, ha realizado un estudio sobre la inserción laboral de este colectivo. Javier Martínez Galiana, socio fundador de Leialta, analiza en esta entrevista para Europa Press las principales conclusiones del documento.
.- ¿En qué situación laboral ha despedido 2015 el colectivo de personas con discapacidad? ¿Cuál ha sido la evolución en los últimos años?
La situación laboral del colectivo de personas con discapacidad no puede definirse como buena cuando la tasa de desempleo es del 32,2%, según los últimos datos del INE presentados hace unos días. Esta cifra supone que la tasa de paro es 7,8 veces superior al de las personas sin discapacidad. Además, el 60% de ellos están dentro del colectivo de 'desempleados de larga duración'.
La crisis ha agudizado esta situación, duplicando en pocos años el porcentaje de desempleo entre las personas con discapacidad hasta llegar a la situación actual, en la que sólo trabaja una de cada cuatro personas con discapacidad activa (25,7%).
A la hora de encontrar un puesto de trabajo, el 90% de las personas con discapacidad señala una o más barreras para ser contratado, frente al 60% de las personas sin discapacidad.
Los principales impedimentos con los que se encuentra este colectivo son motivos de salud o enfermedad (para el 56,7%), la falta de oportunidades (para el 54%), la falta de cualificación o experiencia (en un 32,6%) y las limitaciones en las actividades básicas (en un 29,1%).
Con estas cifras, casi uno de cada seis trabajadores con discapacidad pertenece al colectivo de trabajadores pobres, es decir, son trabajadores que residen en hogares con ingresos inferiores al umbral de la pobreza.
.- ¿Es mayor la tasa de desempleo entre mujeres con discapacidad?
Sí. Según los últimos datos del INE, en 2014 había 196.700 hombres con discapacidad ocupados, el 57,3% del total de discapacitados, frente a 146.600 mujeres, el 42,7%. Por tanto, se puede señalar que las mujeres con certificado de discapacidad tienen menos presencia activa en el mercado laboral, aunque su tasa de actividad es más próxima a la masculina que en la población activa sin discapacidad (donde la diferencia entre hombres y mujeres empleados es mayor).
.- ¿En qué sectores hay mayor empleabilidad?
El colectivo de personas con discapacidad se caracteriza generalmente por no tener un nivel de formación superior (sólo un 24% cuenta con estudios superiores), por lo que su inserción laboral natural es a través de empresas que ofrezcan lo que se conoce como facility services, es decir, servicios de limpieza, jardinería, secretaría, alimentación, etc.
No obstante, de acuerdo con la Ley de Integración Social del Minusválido (LISMI), todas las empresas que tengan más de 50 empleados independientemente del sector al que pertenezcan deben contratar al menos un 2% de personas con discapacidad.
.- ¿Qué grado de cumplimiento tiene la LISMI en España? ¿Qué comunidades autónomas destacan en este campo y cuáles se encuentran a la cola?
El grado de cumplimiento es bajísimo, ya que un 81% de las empresas españolas no cumple con esa cuota mínima del 2%. Nosotros no entendemos porqué el porcentaje de empresas que no cumple con la ley es tan alto, cuando además la legislación contempla ventajas económicas para las empresas y la contratación de personas con discapacidad se enmarcaría en las políticas de Responsabilidad Social Corporativa que las empresa fomentan.
Por esta razón decidimos ampliar el alcance de nuestro estudio preguntando a las empresas cuales eran las razones por las cuales no contrataban a personas con discapacidad. La razón principal que esgrimen es el desconocimiento de la LISMI. Es decir, no saben que tienen que tener al menos un 2% de la plantilla compuesta por personas con discapacidad cuando son más de 50 empleados en total.
Otras razones que desmotivan la contratación de personas con discapacidad, según las empresas consultadas, son: la falta de acceso a bases de datos específicas de personas con discapacidad, la dificultad de encontrar personas con discapacidades compatibles con el puesto de trabajo disponible, el coste de la adecuación del puesto de trabajo a la discapacidad del trabajador y un teórico mayor absentismo de las personas con discapacidad.
Por comunidades, las mayores tasas de actividad entre discapacitados se encuentran en País Vasco (49%), Comunidad Foral de Navarra (45,8%) y Región de Murcia (44,8%), además de en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla (52,4%). Por el contrario, están a la cola Galicia (26,6%), Asturias (26,8%), Andalucía (33,3%) y Canarias (33,8%).
.- ¿Qué papel tienen los Centros Especiales de Empleo?
Los Centros Especiales de Empleo tienen un papel muy importante ante este escenario, ya que son una herramienta prevista en la Ley para cumplir con la integración de personas con discapacidad. Son empresas cuyo objetivo es proporcionar a las personas con discapacidad la realización de un trabajo productivo y remunerado, adecuado a sus características personales y que facilite su integración en el mercado laboral.
Para conseguir la acreditación para poner en marcha un CEE, concedida por las CCAA, las empresas deben cumplir ciertos requisitos, como contar con un 70% de empleados con una discapacidad física, psíquica o sensorial, igual o superior al 33%, y presentar un plan de negocio de acuerdo a los requisitos establecidos por cada CCAA.
Los CEE suponen un trampolín para las personas con discapacidad porque les dota de capacidades para desenvolverse en la vida profesional y en sociedad y, por tanto, para su plena integración. Los CEE realizan una labor de selección, de formación, de preparación* que obliga a la persona con discapacidad a acostumbrarse a una rutina, a responsabilizarse de su tarea etc.
Es importante también que la acreditación como CEE supone que la empresa está exenta de pagar la Seguridad Social de sus empleados, puede llegar a recibir una bonificación de hasta 375 euros mensuales por empleado y disfrutará de una dedución en el Impuesto sobre Sociedades. Tales ayudas pueden ascender, para un CEE medio de 40 trabajadores, a los 220.000 euros.
Esta reducción de costes permite a los CEE bajar los precios y convertirse en empresas muy competitivas, algo especialmente interesante para aquellos que licitan concursos públicos y pueden presentar proyectos muy atractivos.
Hay que tener en cuenta que emplear a una persona con discapacidad supone un reto y muchas veces un coste especial que hay que compensar de alguna manera. Por ejemplo, los CEE deben contar con una Unidad de Apoyo que consta de psicólogos y trabajadores sociales cuyo objetivo es ayudar a los empleados a adaptarse a su puesto de trabajo; detalles como este se compensan con los beneficios fiscales con los que cuentan los CEE.
.- ¿Cómo se presenta el año 2016 para este colectivo?
Como consultora especializada en la integración de personas con discapacidad en el tejido empresarial, nuestro objetivo es facilitar los trámites a todas las empresas que quieran constituirse como Centro Especial de Empleo, para ayudarles a que consigan la acreditación necesaria y se beneficien de las ventajas de los CEE y ahorren en costes.
Queremos mejorar el tejido productivo español, pero a la vez queremos hacerlo más social y comprometido y mejorar la situación de las personas con discapacidad. Si conseguimos que se formen más CEE, mejorará el empleo de las personas con discapacidad. Esto es importante porque sólo si se integran en el mundo laboral, podremos conseguir su verdadera integración en la sociedad.