MADRID, 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
Mujeres que han sido víctimas de violencia de género y que participan en el 'II Congreso Internacional de Mujeres Supervivientes de Violencia de Género' han subrayado la necesidad de "mostrar" la fuerza de las mujeres y de educar a las adolescentes para detectar las "señales" antes de que se produzcan actos de violencia contra ellas como dos medios para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres.
Tanto la presidenta de la Fundación Ana Bella (que organiza el congreso), Ana Bella, como Graci Prada y Ana María Cambrils, dos mujeres que participan en el programa de inserción laboral que impulsa la fundación junto con Danone, han recordado que quienes sufren casos de violencia "no son solo víctimas", sino que además "son fuertes, perseverantes, han superado la frustración, soportan la presión y son capaces de sonreír aunque están sufriendo".
Los organizadores del Congreso han destacado la necesidad de cambiar la imagen de las víctimas de violencia de género para "evitar la doble victimización" que cercena la posibilidad de salir de la exclusión que provoca la victimación a través de empleos "escondidos y con baja remuneración".
Además, han recordado que "nadie se quiere identificar con la imagen de mujer maltratada" que generalmente va asociada a la imagen del "ojo morado" y han señalado que, además del maltrato físico, "existen otras formas de violencia" entre las que han destacado la violencia psicológica ejercida a través del control.
"Hay que transmitir un mensaje positivo y decir que si se denuncia hay alternativa al miedo y que es una alternativa feliz", ha asegurado Bella, que encabeza una fundación dedicada a ayudar a las mujeres que salen de situaciones de violencia a través de la orientación, la formación profesional y la inserción laboral para "empoderarlas".
Graci Prada y Ana María Cambrils, ambas mujeres "supervivientes" que han participado en la Escuela Social de la Fundación Ana Bella, han incidido en el mensaje de que "la vida no puede limitarse a levantarse y acostarse, para poder vivir hay que tener ilusión".
"Estuve 14 años con el padre de mis hijas --ha explicado Cambrils-- y en mi caso el maltrato fue muy sutil. Una bofetada se ve, pero el maltrato psicológico te anula. Estaba tan anulada que cogí una depresión y no sabía por qué. Mi vida parecía perfecta y toda ella dependía de mi marido".
En su caso el tratamiento con la depresión al que se sometió fue el medio que le empoderó para "darse cuenta de la situación", pedir ayuda y "retomar" el control de su propia vida, según ha explicado.
En este sentido, han insistido en que "no se puede salir sola" de una situación de violencia de género y han subrayado tanto la importancia de "pedir ayuda" como de que la sociedad se implique en el apoyo y la vigilancia ante posibles casos.
Por su parte, Prada ha explicado que cuando se planteaba poner fin a la situación de violencia y apartarse de su maltratador, el mensaje que recibía era que "no valía nada y que no iba a ser capaz de salir adelante, que iba a terminar fregando suelos". "Cuando te dicen algo así no sales".
Sin embargo, ha asegurado que, gracias a la ayuda de la fundación y la formación recibida, pudo "empoderarse". "Mis hijos dicen que ahora tienen otra madre porque sonrío", ha asegurado.
Tanto Prada como Cambrils trabajan como embajadoras de Danone, en puestos donde, según han indicado "están expuestas al público" y donde pueden "ser la voz de muchas mujeres".
En este sentido, la responsable de RSC de Danone, Esther Sarsa, ha destacado la aportación de estas mujeres a la empresa por su "entusiasmo" y ha valorado positivamente su trabajo. Según ha explicado, desde su incorporación se han incrementado las ventas, ha mejorado la percepción de la atención por parte de los clientes y se ha reducido el absentismo laboral.
EDUCAR PARA PREVENIR
Por otra parte, tanto los representantes de la Fundación Ana Bella, como de Danone, como de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), que acoge la celebración del congreso, han subrayado la importancia del factor educativo como una herramienta "imprescindible" para romper el proceso de "transmisión de generación en generación" de la violencia de género.
De hecho, Prada ha explicado que el programa de la fundación incluye formación a las mujeres que son madres para que puedan educar a sus hijos al margen de los patrones de violencia de género, y ha apuntado a la necesidad de que todos los padres y madres se formen con esta misma finalidad.
Las claves de esta educación en el caso de niñas y adolescentes consisten principalmente en ayudarles a "detectar las señales de alarma" ante posibles relaciones que puedan derivar en violencia de género.
"Muchas veces les decimos a nuestras hijas que corten cuando hablan por teléfono con sus amigas, pero no cuando se pasan horas al teléfono con el novio. No nos damos cuenta de que, a veces, que estén llamando continuamente puede ser síntoma de un excesivo control por parte de los novios, al igual que si tienen acceso a sus mensajes de Whatsapp o a las redes sociales".
De hecho, ha subrayado que el "control" que en ocasiones ejercen las parejas "aísla" a las víctimas de todas sus relaciones y hace imposible que puedan tener "intimidad" con alguien sin el control de su novio. Del mismo modo han apuntado a la sugestión sobre la forma de vestir u otros modos "sutiles" de control como "alarmas" ante posibles situaciones de maltrato.
En este sentido, la profesora de la Facultad de Educación de la UCM, Aurora Riviere, y la directora del Instituto de Investigaciones Feministas de la misma universidad, Asunción Bernárdez, han explicado la importancia de incluir la educación en la igualdad "en todas las etapas de formación", empezando desde la educación infantil.
Aún así, Bernárdez ha recordado que "hoy en día los niños se educan casi más a través de los medios de comunicación que mediante los modelos educativos", por lo que ha insistido en la urgencia de que todos los actores sociales se impliquen en la erradicación de los mensajes de desigualdad.
"La violencia de género es difícil de percibir y de detectar porque la naturalizamos --ha explicado-- pero está más normalizada de lo que pensamos. No es cuestión de alguien que se vuelve loco, sino que ocurre cada vez que alguien se siente con poder sobre otro. Implica un sistema de poder y un reconocimiento del mismo".