Actualizado 23/10/2008 16:17

Las víctimas de violencia de género echan en falta más apoyo por parte de los profesionales sanitarios, según estudio

MADRID 23 Oct. (EUROPA PRESS) -

Las víctimas de violencia de género echan en falta una mayor atención y seguimiento a su situación personal por parte de los profesionales sanitarios cuando acuden a un centro hospitalario o de Atención Primaria, de modo que puedan ser bien asesoradas a la hora de resolver sus problemas "sin ser juzgadas por ellos", según un estudio financiado por el Fondo de Investigación Sanitaria (FIS) y elaborado por la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería (FUDEN).

Según explicó una de las coordinadoras de esta investigación, Ana Belén Salamanca, cuando las víctimas acuden a una consulta no esperan que los médicos o el personal de enfermería se preocupe por su salud mental, porque esto es una función de psicólogos o psiquiatras, pero "sí que de algún modo se preocupen por su situación", afirmó en el marco de la 'II Jornada sobre enfermería y violencia de género' de FUDEN que se celebró hoy en Madrid.

En muchas ocasiones, se les receta un tratamiento y se les hace un seguimiento sin abordar la causa. "¿Y qué es lo que te pasa? ¿Hay problemas en casa o en el trabajo? Son preguntas que a veces echan en falta, y depende de la actitud que tenga el profesional para que las víctimas se sientan cómodas para contar su problema".

La investigación incluyó a 60 mujeres que habían sufrido malos tratos pero que ya estaban totalmente separadas de su agresor, y muchas de ellas relataron que "los médicos se negaban a dar las bajas o ponen pegas", explicó Salamanca en declaraciones a Europa Press. "El profesional sólo debe de escuchar a su paciente sin juzgarlo, ya habrá un juez que diga si lo que cuentan es cierto o no, pero lo que sí se puede hacer es crear un entorno adecuado, una cierta confianza o remitirles a otro tipo de especialistas más adecuados", añadió.

De hecho, los autores de este estudio proponen crear programas de salud específicos para situaciones sociales anómalas de este tipo, en los que una serie de equipos multidisciplinares con médicos de Atención Primaria, psicólogos y educadores sociales pudieran ofrecer más cobertura sanitaria y un seguimiento a estas pacientes con citaciones sucesivas en las que se garantizasen una serie de niveles mínimos de calidad.

Para Salamanca, los especialistas en salud mental son quienes "más pueden ayudarlas a dar el paso a una posible denuncia y salir de esa situación. En estos casos, "las mujeres no se sienten bien anímicamente y se encuentran aisladas, al tiempo que tienen miedo y sienten vergüenza de tener que reconocer que sufren malos tratos".

EL MÉDICO, UNA AYUDA INICIAL

No obstante, tanto los médicos de Atención Primaria como el personal de enfermería deben estar igualmente preparados para ofrecer una ayuda inicial a estas pacientes, ya que "la salud debe considerarse como una ciencia biopsicosocial en la que importa lo biológico, lo físico y el aspecto psicosocial".

En este sentido, la enfermera se percibe como alguien más próxima que el médico, por lo que puede ser "una buena puerta de entrada al sistema sanitario" de estos problemas. En estos casos, la enfermera no puede remitir a las víctimas a otro profesional, pero "si que puede hacer de mediadora con el médico para que éste sepa la situación personal que puede presentar su paciente".

El problema en estos casos es que muchos profesionales sanitarios "no consideran los malos tratos como un problema de salud pública sino como un problema social", explicó Lucía Mazarrasa, perteneciente a la Escuela Nacional de Salud. Por ello, lamentó que los planes de estudios sigan obviando estos temas, por lo que los profesionales dependen de su formación continuada después de la universidad para saber cómo ayudar a estas pacientes.