MADRID, 2 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los niños que sufren abusos pueden llevar la huella de ese trauma en sus células, una marca bioquímica que es detectable años después, según una nueva investigación de la Universidad de Columbia Británica, en Vancuver (Canadá) y la Universidad de Harvard (Estados Unidos).
No obstante, los hallazgos, basados en una comparación de etiquetas químicas en el ADN de 34 hombres adultos, aún necesitan la confirmación de estudios más amplios, y los investigadores no saben si este signo, conocido como metilación, afecta a la salud de las víctimas.
Pero la diferencia en la metilación entre los que habían recibido abusos y los que no --si se replica en estudios más grandes y puede describirse con mayor detalle-- algún día podría ser útil como un biomarcador para investigadores o tribunales a la hora de valorar las denuncias de abuso infantil.
"La metilación está empezando a verse como una herramienta potencialmente útil en las investigaciones criminales, por ejemplo, al proporcionar a los investigadores una edad aproximada de una persona que dejó una muestra de su ADN", dice el autor principal Michael Kobor, profesor de Genética Médica en UBC, líder de la iniciativa 'Comienzos saludables' en el 'BC Research Hospital Research Institute'. "Por lo tanto, es concebible que las correlaciones que encontramos entre la metilación y el abuso infantil proporcionen un porcentaje de probabilidad de que haya ocurrido un abuso", añade.
La metilación actúa como un "interruptor más tenue" sobre los genes, lo que afecta el grado en que un gen particular se activa o no. Los científicos observan cada vez más este encendido y apagado de genes, conocido como epigenética, porque se cree que está influenciado por fuerzas externas: el entorno de una persona o sus experiencias de vida.
Los científicos decidieron buscar la metilación en las células espermáticas, bajo la premisa de que el estrés infantil podría afectar a la salud física a largo plazo no solo en las víctimas inmediatas, sino también en la descendencia de las víctimas, como se demostró en experimentos previos con animales.
12 REGIONES DEL GENOMA DE LOS HOMBRES CON DIFERENCIA DE METILACIÓN
Los investigadores identificaron a un grupo de hombres que forman parte de un estudio de seguimiento de la salud mucho más grande y a largo plazo, coordinado por la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) y se les pidió que donaran su esperma. En cuestionarios detallados que habían completado años antes, algunos de los hombres dijeron que habían sido víctimas de abuso infantil.
Encontraron una diferencia de metilación distintiva entre víctimas y no víctimas en 12 regiones de los genomas de los hombres. Los científicos se sorprendieron por el grado de "oscurecimiento" en esas 12 regiones: ocho regiones de ADN tenían más del 10 por ciento de diferencia, y una región mostraba una diferencia del 29 por ciento.
El estudio, publicado en 'Translational Psychiatry', no demuestra las consecuencias físicas a largo plazo del abuso infantil porque aún se desconoce cómo la metilación de esas regiones genéticas afecta a la salud de una persona. Además, los científicos no saben si los patrones de metilación sobreviven al complicado proceso de fertilización y, por lo tanto, pueden transmitirse a los hijos de una persona.
"Cuando el espermatozoide se encuentra con el óvulo, hay una cantidad masiva de reorganización genética, y la mayoría de la metilación se borra al menos temporalmente", afirma la autora principal Andrea Roberts, investigadora de la Escuela Chan. "Pero encontrar una firma molecular en el esperma nos acerca al menos un paso más para determinar si el abuso infantil podría afectar a la salud de la descendencia de la víctima", concluye.