VIENA, 11 Nov. (Reuters/EP) -
La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) ha informado este viernes de que se han detectado niveles "muy bajos" de yodo radiactivo-131 en varios países de Europa, como República Checa, Hungría y Austria, pero ha dicho que las partículas no parecen suponer un peligro para la salud.
La agencia ha indicado en un comunicado que está intentando determinar el origen de la radiactividad, pero ha precisado que no cree que proceda de la central nuclear japonesa de Fukushima-1, que resultó gravemente dañada por el terremoto y el tsunami del pasado mes de marzo.
La Oficina Estatal para la Seguridad Nuclear de República Checa ha añadido que no parece que el origen de la contaminación esté en este país ni que proceda de una central nuclear, sino que podría haberse generado en la producción de radiofármacos (medicamentos que contienen una sustancia radiactiva y se utilizan para el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades).
El yodo-131, que en grandes cantidades puede provocar cáncer, puede contaminar alimentos como la leche o las verduras. Este radio-isótopo tiene un periodo de semi-desintegración de ocho días.
La Oficina checa ha comunicado a la AIEA que han encontrado niveles "muy bajos" de esa sustancia en la atmósfera en los últimos días. Además, "la AIEA ha sido informada de mediciones similares en otros lugares de Europa", dice el comunicado de este organismo de la ONU.
"La IAEA cree que los niveles de yodo-131 que se han medido no suponen un peligro para la salud pública y no han sido causados por el accidente nuclear de Fukushima-1 en Japón. La IAEA está trabajando con sus homólogos para determinar la causa y el origen del yodo-131", indica la nota, que añade que el organismo dará más información cuando la tenga.
La autoridad checa ha precisado que ha detectado yodo-131 en varios puntos de medición desde finales del pasado octubre y ha señalado que esto no crea riesgos para la salud.
"Fue descubierto por nuestra red de vigilancia de la radiación y es casi seguro que su origen está en el extranjero. Es yodo-131 y hemos preguntado a la AIEA si sabe cuál podría ser el origen", ha declarado a la agencia Reuters la directora de la Oficina Estatal para la Seguridad Nuclear, Dana Drabova.
TAMBIÉN EN HUNGRÍA Y AUSTRIA
El Instituto de Investigación sobre Radiobiología de Hungría ha informado este viernes de que el sábado pasado registró un incremento "mínimo" en los niveles de yodo-131 en dos puntos de medición. "Pero era muy inferior a los niveles detectados después de lo de Fukushima", ha declarado su director, Geza Safrany, a la agencia Reuters.
Safrany ha especificado que el incremento fue detectado en la capital, Budapest, y en la localidad oriental de Miskolc. "Por ahora no se puede determinar el origen, pero, desde luego, no supone un peligro para la salud", ha señalado el director, que considera poco probable que la radiación proceda de Hungría porque se ha detectado en varios lugares de Europa.
El Ministerio de Medio Ambiente de Austria, por su parte, dijo el martes pasado que había medido niveles bajos en el este y el norte del país pero que el nivel que recibe la población es una cuarentamilava parte de la dosis que se recibe al hacer un vuelo transatlántico. "Podemos descartar totalmente un posible riesgo para la población austriaca", recalcó.
Las autoridades españolas y ucranianas han dicho que en sus respectivos países no han detectado niveles anormales de radiación, y las de Rumanía han afirmado que no ha ocurrido ningún incidente en su única central nuclear.
A raíz de los graves problemas experimentados por la central de Fukushima-1, se encontraron cantidades minúsculas de yodo-131 --supuestamente llegado desde allí-- en lugares de Europa tan alejados de Japón como Islandia, además de en Estados Unidos.