MADRID, 13 Ene. (EUROPA PRESS) -
La decisión del Parlamento Europeo de dar libertad a los Estados para prohibir organismos modificados genéticamente (OGM) ya aprobados por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) es una "señal de stop para la industria de la innovación" que repercutirá negativamente a Europa, según Monsanto.
En declaraciones a Europa Press, el director de Sostenibilidad para Europa y Oriente Medio, Carlos Vicente, estima que la decisión de la Eurocámara "socava la innovación y el mercado único" porque se podrán prohibir productos seguros basándose en consideraciones no científicas sino de carácter político e ideológico.
"Se envía una señal negativa a las industrias innovadoras que quieren invertir en investigación en Europa, al tiempo que los agricultores pierden una herramienta para hacer una agricultura más sostenible y seguir compitiendo a nivel internacional. Después de 18 años de cultivos transgénicos se ha demostrado que son tan seguros como sus homólogos convencionales y pueden proporcionar beneficios para los agricultores, los consumidores y el medio ambiente", ha manifestado.
Además, ha criticado que el marco jurídico de la UE para estos cultivos adoptado en 2001 con una Directiva no se haya aplicado correctamente "nunca" por falta de voluntad política y ha precisado su crítica en que los plazos para las aprobaciones "no se respetan".
De este modo, ha recordado que hay 23 productos con un informe favorable de la EFSA pendientes de aprobación, de los que 18 la aprobación no es de cultivo, sino de importación, algo de lo que depende la competitividad de los ganaderos europeos frente a sus competidores de Asia, África o América, un sector al que cree que con esta decisión "se está poniendo en riesgo importante" ya que se importa casi el 50 por ciento del maíz que se consume en la UE.
A su juicio, las empresas del sector opinan que el hecho de que la UE no apoye la ciencia y la biotecnología que comenzó en Europa, es un "elemento perjudicial para la innovación, la inversión y la confianza de los consumidores".
Con todo, ha afirmado que la apuesta de Monsanto por Europa "sigue siendo firme" y "fuerte" con las tecnologías a disposición de los agricultores, pero ha reclamado un marco regulatorio "predecible, fiable" para que los transgénicos "seguros" se autoricen allí donde los agricultores lo demanden.
Vicente ha insistido en reclamar un criterio científico y no ideológico, pero ha lamentado que en la actualidad ese no es el criterio de Europa. "Si ese marco cambia volveremos a traer esos cultivos (la empresa dejó de comercializarlos en la UE hace un año)", ha apuntado, aunque ha añadido que si en las próximas fechas no hay un marco adecuado, Monsanto seguirá haciendo esfuerzos en Europa para estar presentes, pero con un portafolio de productos limitado y que va "en detrimento de la competitividad de los agricultores".
En este contexto, ha recordado que en España, que es el país con mayor superficie de cultivo de maíz genéticamente modificado, se sembraron en 2014 un total 131.537,67 hectáreas, que representa el 31,6 por ciento del total del maíz que se cultiva en España y que se concentra en comunidades autónomas como Aragón, Cataluña, Extremadura o Andalucía. Mientras, en Castilla y León, Galicia o Cantabria, que cultivan un tercio del maíz en España no lo siembran ya que no tienen plaga del taladro.