SAN SEBASTIÁN, 21 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad de Ciencias Aranzadi ha comenzado una nueva línea de investigación que estudiará los efectos de las actividades humanas en el patrimonio natural y la biodiversidad, utilizando a los anfibios y reptiles como bioindicadores, según ha informado en un comunicado.
Para ello, se han firmado acuerdos de colaboración con sindicatos y asociaciones agrarias, principalmente de agricultura ecológica, para impulsar la investigación y la sensibilización ambiental.
Aranzadi ha explicado que esta nueva línea de trabajo podría englobarse en lo que se denomina "agroecología" y su objetivo es "testar el estado de salud de nuestro entorno más cercano, ése del que bebemos y comemos y tratar de identificar el alcance que la actividad humana genera en la naturaleza y su biodiversidad, estudiando los efectos de los agroquímicos sobre los seres vivos y midiendo el estado de salud de diferentes poblaciones de anfibios y reptiles".
Para ello, la Sociedad de Ciencias trabaja paralelamente en una campaña "pionera" de sensibilización, financiada en parte por la Agencia Vasca del Agua, URA, en la que se busca la "complicidad" de los diferentes agentes sociales del sector agrario y concienciar sobre la responsabilidad del medio rural en la conservación del patrimonio natural y la biodiversidad.
Con este fin se ha elaborado un tríptico, destinado principalmente a los baserritarras, a los que se pretende llegar a través de las asociaciones de agricultura ecológica y convencional, sindicatos, cooperativas y oficinas agrarias (ENEEK, BIOLUR, MANTANGORRI, EHNE, ENBA, UAGA), a las que se ha propuesto firmar un convenio de colaboración.
También plantea realizar charlas informativas en las que se va a abordar "la problemática generada por la agricultura intensiva y convencional desde un punto de vista global, incluyendo los efectos de la contaminación de las aguas, pero también los derivados de la destrucción de los hábitats o su fragmentación".
Aranzadi, por otra parte, ha alertado de la aparición de malformaciones en ejemplares de algunas poblaciones estudiadas, que pueden producirse "por mutaciones genéticas o enfermedades, aunque también pueden producirlas determinados parásitos y ser consecuencia de la contaminación ambiental".
"En los casos más graves, el porcentaje de la población que sufre malformaciones aumenta considerablemente por encima de los umbrales que se podrían considerar naturales, alrededor del 5 por ciento", ha apuntado la Sociedad, la cual desde su Departamento de Herpetología está estudiando casos detectados en el País Vasco, haciendo un seguimiento especial a aquellas poblaciones donde se ha localizado un mayor número de individuos malformados.