Los datos del informe se conocieron en abril pero no se publicaron para no perjudicar a Bush, un gran defensor del biodiésel
LONDRES, 4 Jul. (EUROPA PRESS) -
La promoción de la energía biodiésel como recurso alternativo al petróleo y a los combustibles fósiles ha conllevado graves consecuencias para el precio de los alimentos, que habrían aumentado hasta un 75 por ciento como resultado de la apuesta por esta fuente, según un informe confidencial del Banco Mundial al que tuvo acceso el diario británico 'The Guardian'.
Los resultados del estudio, acometido por un equipo de reconocido prestigio en el ámbito de la economía internacional, se conocieron en el mes de abril, según el rotativo, pero no se publicaron para evitar dañar al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, uno de los máximos impulsores del biodiésel como una de las fórmulas energéticas de nuevo cuño.
El análisis tiene en cuenta la evolución alcista de los precios y contradice los postulados de Washington que aseguran que la apuesta por esta energía tuvo un efecto mínimo de un 3 por ciento en el incremento de los alimentos, además de suponer un varapalo para los defensores que la propugnan como fórmula de reducción de las emisiones de gases y de dependencia del petróleo importado.
En este sentido, uno de los responsables apuntó que la publicación del informe "pondría al Banco Mundial en un conflicto con la Casa Blanca", si bien su difusión en el día de hoy se produce en un contexto crítico en las negociaciones en materia biodiésel, ya que la próxima semana los líderes del G8 se reunirán en Japón con la crisis del precio de los alimentos y las alternativas energéticas como uno de los puntos centrales del encuentro.
Asimismo, los grupos de presión que reclaman una moratoria en el uso de plantas derivadas de los combustibles han incrementado su campaña y países como Reino Unido prevén dar a conocer sus propias conclusiones sobre el impacto del biodiésel con el Informe Gallagher, aún no publicado pese a que su difusión estaba fijada para la semana pasada. El propio 'The Guardian' había avanzado ya que este estudio alertará de la "significativa" responsabilidad de esta fuente en el incremento del precio de los alimentos a precios récord.
CRISIS GLOBAL
Las recientes subidas han situado a cientos de millones de personas por debajo del umbral de la pobreza, según el Banco Mundial, en lo que numerosos gobiernos han dado en considerar como la "verdadera primera crisis económica de la globalización". Sin embargo, administraciones como la estadounidense han relacionado esta evolución con el aumento de la demanda de países como India o China, si bien el propio organismo internacional desbarató esta teoría.
Así, el banco asegura que el "rápido crecimiento de ingresos de los países desarrollados no ha llevado a importantes aumentos en el consumo y no constituye un factor decisivo para la elevada subida de precios" y añade que incluso casos como las sucesivas sequías de áreas como Australia evidencian un "impacto marginal". Por el contrario, mantiene que la apuesta de Estados Unidos y la Unión Europea por el biodiésel ha tenido, "de lejos, el mayor impacto en el suministro y los precios" de los alimentos.
Por ello, el debate de los Veintisiete que plantea que el 10 por ciento del consumo de combustible proceda de esta fuente en 2020 podría descartar finalmente este objetivo, ante la posibilidad de que su consecución conduzca a una mayor presión aún sobre el coste de la comida. Así, el informe afirma que sin el incremento de los biocombustibles, las reservas de harina y trigo no habrían descendido drásticamente y las subidas de precio debido a otros factores habrían sido "moderadas".
Además, mantiene que su producción ha distorsionado el mercado alimenticio de tres maneras: por una parte, diversificando la producción hacia la apuesta energética, como prueba que un tercio del maíz de Estados Unidos se utiliza para producir etanol y la mitad de los aceites vegetales de la UE se dirigen a la producción de biodiésel; por otra que los propios agricultores han sido estimulados a priorizar la producción biodiésel y, por último, por la inclusión de la especulación en el coste del producto.