MADRID 16 Oct. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Sociedad Americana de Astronomía (AAS por sus siglas en inglés) han descubierto que la formación de agujeros negros ya era común durante la aparición de las primeras galaxias del Universo, gracias a la colisión de dos galaxias lejanas.
Así, en un comunicado explican que los astrónomos han encontrado dos galaxias muy diferentes, ambas con enormes agujeros negros en su corazón, implicadas en una colisión "espectacular". La primera de ellas, la '4C60.07' sorprendió a los expertos por su brillante emisión de radio, un signo revelador de que existe un quásar (un agujero negro que da vueltas rápidamente y alimenta a su galaxia más próxima).
Las observaciones llevadas a cabo con telescopios de hasta seis metros de diámetro capturaron un momento, aproximadamente hace 12 millones de años, cuando esta galaxia rompió una corriente de gas polvoriento de su vecina.
Cuando la '4C60.07' fue estudiada por primera vez los astrónomos pensaron que el gas que rodeaba su agujero negro procedía de la explosión generada en la formación de una estrella, una luz equivalente a la generada en casi cinco mil 'soles' en un año terrestre.
Con los telescopios de seis metros de radio detectaron que estas galaxias, tan grandes como la Vía Láctea, no se habían formado a partir de estrellas sino que sus estrellas eran viejas e inactivas, y que la formación de las mismas tuvo lugar en una galaxia desconocida, rica en gas y polvo, con un gran agujero negro en su centro. El profesor y autor del estudio, Rob Ivison indica que este descubrimiento reabre el debate acerca de cuántos quásares invisibles merodean en lo más lejano y desconocido del Universo.
Los quásares son una fuente astronómica de energía electromagnética, que incluye radiofrecuencias y luz visible, y se puede ver a pesar de su distancia, además de cambiar de brillo con rapidez. Se cree que son núcleos activos de galaxias jóvenes y que pueden liberar fácilmente energía a niveles iguales que la combinación de cientos de galaxias medianas. La luz que generan es equivalente a la de un billón de soles.