Actualizado 27/08/2008 12:08

"El fenómeno Félix Rodríguez de la Fuente". Por Odile Rodríguez de la Fuente, directora de F.F. Rodríguez de la Fuente

Hace unos meses vivimos el triunfo de España en la copa de Europa con un seguimiento de alrededor de 17 millones de personas. Es asombroso cómo determinados acontecimientos pueden reunir a todo un país frente a los medios de comunicación. En cualquier caso nadie se sorprende ya que, al fin y al cabo, se trataba de fútbol y de una final "histórica". Lo que sí es pasmoso, por decir lo menos, es que una serie de programas sobre naturaleza tuvieran un impacto y seguimiento similar al de los partidos de fútbol en los años 70.

La serie de "El Hombre y la Tierra" permaneció como número 1 en el ranking de lo más visto durante años, consiguiendo cuotas de audiencia similares a las de ese deporte que tanto arrastra. Aún hoy, 28 años después del fallecimiento de Félix Rodríguez de la Fuente, se utiliza la música de la serie en algunos programas de humor para identificar, de forma inmediata, que se está parodiando un documental de naturaleza. ¿Cómo consiguió Félix que un país sumido en una situación política y económica de inestabilidad y cambio, concentrado en alcanzar un futuro prometedor en muchos casos a expensas de la naturaleza, se paralizara para escuchar las palabras de un hombre sobre las tribulaciones del lirón careto? Desde luego que existían muchos factores a favor -como coincidir con el momento de la emergencia de la TV con solo dos canales- pero también innumerables en contra.

El caso es que el 'fenómeno Félix' supone una referencia para todos los que trabajamos por y para la naturaleza, no sólo como precursor del movimiento y conciencia ecológica sino como testimonio de que la naturaleza y el hombre -como Vida pensante- interesan y mucho al público general. Habiendo existido Félix es imposible esgrimir que a la gente no le importa el medio ambiente o la ciencia, como argumento que explique el poco espacio que, hoy día, dedican los medios a tratar estos temas.

Desde la Fundación, constituida hace apenas cuatro años, asumimos el reto de elaborar el referente que Félix supone para todos. Por un lado recoger, archivar y relanzar su obra. Por otro estudiar y tratar de entender las claves del fenómeno mediático que significó y aún hoy significa. Y finalmente, inspirados y nutridos por esa visión atemporal y acertadísima con la que apasionó a millones de personas, activar proyectos basados en la comunicación, cuyo fin sea acercarnos de nuevo a la tierra y a la aventura del saber que encarna la ciencia.

Como parte de estos objetivos se encuentran dos líneas de trabajo que nos ayudarán a vertebrarlos: documentar y analizar la evolución de la conciencia ecológica y los principales retos medioambientales desde Félix a nuestros días y generar un observatorio de quién es quién actualmente en ciencia y medio ambiente en nuestro país.

A diferencia de los años sesenta y setenta, hoy día existe todo un tejido de personas e instituciones que se dejan la piel para defender los intereses del hombre y la tierra -como binomio indisociable, en el que ambas partes del mismo deberían verse mutuamente beneficiadas y enriquecidas-. Félix hoy se habría sentido enormemente satisfecho por la proliferación, en estos últimos años, de una nueva conciencia, y profundamente preocupado por el grado y la intensidad de las amenazas que se ciernen sobre nuestro futuro inmediato.

Estoy segura de que ante ambas constataciones, casi contradictorias, habría reaccionado con perplejidad e indignación por lo poco que se incide, desde los actuales "más y mejores" medios de comunicación, en temas que son de vital importancia para la humanidad.

Desde esa premisa la Fundación establece su misión y objetivos. Desde la fuerza que nos da el número creciente de personas comprometidas con la naturaleza e interesadas por los avances científicos. Desde las numerosas y apasionantes fuentes de información que aportan nueva luz sobre la naturaleza y sus misterios y el lugar del hombre en la tierra. Desde la multitud de portavoces que pueden y deben hablar sobre los aspectos más acuciantes en cuanto a la salud del hombre y la tierra. Y desde el recuerdo del magnetismo que supuso la trascendental e indiscutible labor del que fue la Voz de la naturaleza.