MADRID, 12 Nov. (EUROPA PRESS) -
La organización ecologista Greenpeace denunció que a día de hoy hay tres centrales nucleares, de las ocho existentes en España, paradas por distintas causas que califica de "plaga de problemas de seguridad", tras la parada de ayer en Vandellós II (Tarragona), incidente sobre el que lamenta que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) no publique en su página de Internet la información al respecto.
Así, Greenpeace asegura que la afirmación del "lobby nuclear" de que las centrales funcionan de forma excelente "resulta cada vez más ridícula". Para el responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace, Carlos Bravo, "las proclamas y mentiras de la industria nuclear son un insulto a la inteligencia de los ciudadanos".
Asimismo, señala que mientras tres centrales están hoy paradas, el sistema eléctrico español es "netamente exportador" desde 2004, mientras que la industria nuclear transmite "repetidamente la mentira de que España depende de la importación de electricidad nuclear de Francia".
En un comunicado, Greenpeace destaca que Vandellós II tuvo que parar nuevamente este martes al no poder solucionar el fallo del pasado sábado, provocado por la inserción accidental dentro del núcleo de una de las barras de control, problema que, asegura, se produce desde hace más de un año "sin que la central sepa cómo solucionarlo".
Al respecto, la organización señala que la causa está en el sistema de parada de la reacción nuclear del reactor, que se suma a los que sufren componentes del sistema de turbinas que acabó en un incendio en agosto y que derivó en una parada de dos meses de duración.
Finalmente, subraya que Cofrentes (Valencia) está parada desde el 24 de octubre por revisión del cableado eléctrico de la válvula de alivio del circuito primario, que, recuerda, generó una parada no programada este año y la activación de la prealerta de emergencia.
En cuanto a Ascó II (Tarragona), Greenpeace señala que también está parada por recarga de combustible, pero recuerda que se descubrió un agujero de 10 centímetros en el edificio de contención, que pasó desapercibido con los responsables de la central nuclear.